El Simao del último mes se parece al de los partidos anteriores en muy poco. No sé cuál será la razón de su transformación, pero ha sido enorme.
Por lo demás, ayer, en la segunda parte, cuando se desató Alves y se echó al Sevilla a los hombros, yo lo habría cambiado de posición. Su físico no da para tanto, y a puntito estuvieron de darle la vuelta al partido si no llega a ser por el centrazo de López, el fallo de la defensa sevillista y el acierto de Agüero, que fue un duro golpe para los de Nervión, cuando ya el campo se había inclinado hacia la derecha.