LA CRÍTICA DEL RUTA
Tocar con las tripas es algo que no se aprende. Entenderse con un gesto no se gana en un concurso. THE RIGHT ONS son cuatro chavales de madrid, reunidos en torno a su amor y su pasión por la energía de la negritud. Son insultantemente jóvenes y beben soul y funk todas las mañanas. Ramiro Nieto, Utah, Rafa Steve Cropper y Alvaro Famara deben tener ancestros que bailaron en el Apollo, fueron pipas de Sly Stone o metieron fichas a las Supremes. Reunen sus ganas por hacer bailar con un sonido eléctrico basado sobre todo en el ritmo, los bajos gordos y guitarras ácidas que parecen sacadas de un club de garage californiano. Efluvios y líquidos corporales de The Faces, Marvin Gaye, MC5, Run Dmc, The JBs... salían, casi sin querer, al tocar juntos. Los cuatro Right Ons habían tocado por separado en varias bandas pero juntos crearon un monstruo nuevo y distinto. Una máquina del amor, una bola de espejos de ante y cuero. La música que la mujer de James Brown ponía a sus hijos de pequeños, la banda sonora de Boogie Nights o los ritmos que el telonero de Funk Inc y Booker T habría escuchado y sudado. Además de muchos conciertos por su cuenta en clubes, playas, reuniones de moteros y fiestas de pueblo, desde 2006 han teloneado a Bellrays, Marah, Diamond Dogs y Mando Diao para alegría de las primeras filas. Ellas bailan con ellos, quieren sus panderetas y cantan canciones que escuchan por primera vez. Les piden las camisas, quieren hacerse fotos, se rifan las botellas de agua usadas. Este pasado verano mientras atendían a las fans todavía han tenido tiempo de grabar su primer disco. Que parece el tercero. 80.81 recupera las ganas de creer en una banda, en estos tiempos de one hit wonders y lloricas con zapatillas mal planchadas. Un disco hedonista, de celebración de la vida. Guitarras como cuchillas y bajos a lo nacho vidal. Melodías que se pegan, voces rotas de los hijos bastardos de Thin Lizzy y Tina Turner. Todo lo que oyes está grabado en directo, algunas son primeras tomas. En los Odd Studios de Paco Loco parecían olerse las moquetas de Muscle Shoals. Sesiones completas de la banda mirándose las caras y sacando lo mejor de canciones recién nacidas. Masterizado en New York por el gran Nathan James, en 80.81 no hay rellenos, no hay canciones menores, no hay chorradas. Imperdonable perderse la presentación de este disco en directo.