Adelardo recordó en el Museo Atlético Fundación Pablo Ornaque sus gestas europeas rodeado de las copas que levantó. Su mensaje para la próxima Champions es claro.
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El Atlético tiene en su mano volver a la Champions. Usted es el jugador rojiblanco con más partidos en Europa. ¿Qué sensaciones le trae?
Para nosotros lo raro era no estar en Europa. De mis 17 temporadas en el club, 14 o 15 estuvimos llevando el nombre del Atlético por Europa.
Entonces era más difícil acumular partidos en Europa.
Mucho. Estamos hablando de los años 60 y 70. Tenía más mérito porque a la Copa de Europa sólo iba el campeón y no había tantos partidos.
¿Cómo ve a este Atlético? ¿Con nivel para jugar la próxima Champions?
Es cierto que los rivales de la previa pueden ser poderosos, pero hay que ir sin miedo. A por todas. Este club nunca ha viajado por Europa con miedo, hay que dejarlo en el baúl. Los jugadores deben pensar que ése es el mejor escaparate.
Usted ganó el primer título europeo del club
Sí, la Recopa del 62 (asegura con emoción observando la camiseta que llevaba en la final y que después se pondría para posar). Yo era muy joven todavía y ganar tu primer título así Además, contra un equipazo como aquella Fiorentina que venía de ganar la primera edición el año anterior. El primer partido en Glasgow me impresionó. Recuerdo llegar en el autocar escoltado por la Policía y la gente mirándonos como si fuéramos el jefe de estado. La Fiorentina forzó el partido de desempate con el gol del sueco Hamrin, pero en el desempate, en Stuttgart, les pasamos por encima. 3-0 con goles de Jones, Mendonça y Peiró.
Usted había llegado al Atlético tres años antes, sin haber cumplido los 20. ¿Se acuerda de su primer día?
Puff, fue una epopeya. Llegué al Metropolitano y fui al vestuario. En el local se vestían los titulares y en el visitante lo que llamaban "el carrito del pescado". Alguno de los nuevos como Griffa llegaba con la vitola de importantes y estaban en el vestuario de los elegidos. Otros como yo, no. Nos sentamos en los bancos y me tuvieron que dejar unas botas porque yo no tenía. En esto que van saliendo y a mí nadie me decía nada, así que me quedé sentado. Entonces entró mi padre y me preguntó: "Chico, ¿qué haces ahí?". Yo le contesté que nadie había hablado conmigo y que entonces a dónde iba a ir. Recuerdo que me agarró y me sacó al campo, los demás llevaban un rato corriendo, y consiguió que enlazara con alguno de los grupos. Fue un comienzo dantesco.
Sí, pero con 20 añitos se hizo con un sitio en el once
Increíble. Aproveché mis oportunidades. En el primer partidillo entre titulares y suplentes llamé la atención. Agarré dos balones. En el primero marqué y la gente se sorprendió. El segundo también acabó en gol. La afición que estaba viendo el partido aplaudió. Hicimos una gira de amistosos por Italia y marqué goles. En el puesto de 8 tenía a Álvaro, Agustín y Mendonça por delante, pero acabé como titular. Llegó el primer partido de Liga y Daucik, el entrenador, me puso. Fue en Las Palmas y volví a marcar.
Volviendo a Europa, al año siguiente de la Recopa volvieron a la final, pero esta vez sin suerte ante el Tottenham.
Es que Greaves era imparable. Glaría le marcó, pero era una anguila. Nos metieron cinco y yo jugué con la nariz rota. Tenían un central de dos metros, un tal Norman, disputamos un balón y sacó el codo. Vi las estrellas. Me metieron todo el algodón que pudieron y al campo.
En los 70 vino el coqueteo con la Copa de Europa
Tuvimos mala suerte porque primero coincidimos con el despertar del Ajax y luego del Bayern. En el 71 jugamos las semifinales contra el Ajax de Cruyff. En la ida marcó Irureta. Allí llegamos con cinco bajas muy importantes y perdimos 3-0. Ese Ajax mandó en Europa tres años seguidos y fue la columna vertebral de Holanda.
¿El de esa época era un Atlético con mucho carácter?
Muchísimo. Además, Marcel Domingo, el técnico, había impregnado al grupo mucha confianza. El equipo de la famosa final de Bruselas había heredado esa virtud. Antes habíamos ganado en Rumanía, en Yugoslavia, al Celtic
Después de aquella batalla en Glasgow
¡Qué sangría! La gente quería convertir el partido de vuelta en una venganza, pero le pusimos cabeza. Nos dijimos: "Primero un par de goles y luego" Johnstone había hecho expulsar a sus tres marcadores en la ida. Panadero, Quique y Ayala. El ambiente estaba muy caliente. Aguantamos a cero con ocho. En la vuelta marcamos dos goles, uno de Gárate y otro mío, y a partir de ahí busqué a Johnstone. ¡Menos mal que no había las cámaras de ahora porque le dije de todo!
Y después la final con el Bayern. ¿Se llegó a ver levantando la Copa?
Yo creo que la tocaba ya cuando Schwarzenbeck marcó. Les dimos un baño hasta ese minuto final de la prórroga. Fue algo raro. La gente ha hablado mucho. Yo estaba lejos porque Lorenzo me había encomendado seguir a Hoeness. "¡Síguele al baño si hace falta", me dijo. Hoeness se desentendió del juego y se fue hacia los banquillos, yo miré a Lorenzo y me dijo que le siguiera, entonces lo vi todo. El saque largo de Maier, el despeje y el balón a saque de banda. Melo la cogió para sacar, pero el árbitro señaló al otro lado y le dio el balón al alemán. Lo suyo era tirarla lejos. Sacaron rápido y el tiro de Schwarzenbeck nos pilló desprevenidos. Fue la mayor desilusión futbolística de mi vida. Del desempate, mejor no hablar.
Al menos tuvieron el premio de la Intercontinental
Nos lo merecíamos. Por entonces a alemanes y a ingleses no les gustaba ir a jugar a Argentina porque les pegaban mucho. Era el trofeo más importante aunque ahora no se le da la misma importancia. Jugamos en Buenos Aires la ida. Para variar me tocó secar a su estrella, Bochini. El Bocha me decía: "Andate, por favor", para que le dejara en paz. Perdimos 1-0 en Argentina, pero la vuelta en el Calderón fue algo impresionante. El campo estaba hasta los topes y ganamos 2-0. Levantar la Intercontinental fue algo indescriptible.
¿Qué Atlético era mejor el de los 60 o el de los 70?
El de los 60 tenía mucha calidad. Quizá algo indolente. Nunca he visto al Atlético jugar como aquel del 70 de Marcel Domingo. Luego llegó Max Merkel, más personalidad. Había quizá más coraje. También había jugadores que inclinaban a ello. Luis llevaba tiempo, pero en esa época tenía una jerarquía enorme. Además, había mucha calidad con Becerra, Heredia, Gárate, Ayala
¿Con qué jugador se queda?
El mejor que yo he visto, Pelé. Alfredo (Di Stéfano) era muy completo, pero Pelé era muy estético.
Usted precisamente debutó en la Selección ante Brasil
En el Mundial del 62, en Chile y marqué también. Pelé no jugó, se lesionó antes y en su lugar lo hizo Amarildo. En realidad le marqué dos goles. El primero en pared con Puskas y el segundo de chilena, pero todavía no sé por qué lo anularon. Hubiera sido el 0-2. Acabamos perdiendo aquel partido. Creo que Helenio Herrera se equivocó. Preparó muy bien el partido, con un marcaje de Gracia a Garrincha con Echeberría, el defensa del Athletic, esperando al corte. En la primera parte no la tocó, pero Gracia llegó con un tirón al descanso. Entonces no había cambios, y Herrera no valoró cambiar la asignación. En la segunda parte Garrincha jugó a su aire y perdimos 2-1. Él nos ganó el partido.