En cuanto a dormir los partidos, 100% de acuerdo con Pablo. Tenemos la manía, alimentada completamente por la grada, de querer acabar cada jugada en gol, aunque vayamos tres a cero. El único jugador que es la excepción a esa regla es Simao, el más listo de la clase, y muchas veces Maxi, aunque a veces le puede el hambre. No hace falta tener un centro del campo como el de la Roja para dormir un partido, basta con parar mirar y tocar hacia atrás y empezar otra vez y las que hagan falta. Pero el problema es que en el Calderón cada vez que se toca para atrás se silba, y eso también es fútbol, no, más aún, eso es el fútbol. Toco, intento penetrar, no puedo, vuelvo. Y así tantas veces como sea necesario, evidentemente sin caer en lo que sería un pasivo de balonmano, es decir, toco hacia atrás con la intención de volver a atacar, no porque la quiero marear al 0-0. Simao si sabe parar el partido, se cae a banda, busca la falta, gira sobre si mismo, la esconde, si puede desborda o toca y sale, pero sino, no tiene problemas en tocar hacia atrás. Es el único futbolista, ya digo que junto a Maxi cuando quiere, que sabe hacer eso muy, pero que muy bien. Siempre me ha gustado y fui de los que le defendí desde el principio, como Vafe, gustándome mucho más que fuegos de artificio Quaresma, pero cada día me gana un poco más. Lástima de fragilidad, porque es un tío que despide aromas de fútbol de verdad, del que se juega con la cabeza y se resuelve con los pies.