Es cierto que los equipos se ven más en las malas que en las buenas, y por lo que se ve en las malas no son un equipo, cosa lógica porque suele ocurrir pocas veces. Ahora se echan las culpas los unos a los otros. Lo normal. Pero lo cierto es que lo tenían todo a huevo para funcionar como un equipo, con un país entero volcado, y todo eso fue lo que les ha matado. Hubieran tenido más opciones jugando una final en Australia, o incluso en USA, que a priori hubieran salido como derrotados de antemano (lo que nos ha pasado a nosotros), que tal y como se les puso la cosa. También es cierto, que parece que todo lo baso en desméritos argentinos, pero para nada, los españoles han tenido una cosa magnífica que es creérselo y aguantar la presión. Fer y Feli no son los mejores tenistas del circuito, eso es evidente, pero saben pegarla y además pegarla a veces muy muy bien, aunque les falta la regularidad de juego de los grandes y se van en partidos tontos, y están por debajo de los Top-10, que son los partidos que te hacen estar tú entre los Top-10, pero en un buen día pueden ganar a cualquiera, y para ellos estos tres días han sido los días más importantes de sus carreras, por lo que han estado. Pero no sólo han estado a tope, sino que además han sabido quitarse la presión propia y la ambiental de encima. Eso les ha hecho campeones. Los argentinos han ido viendo, incredulamente al principio, como iban perdiendo punto tras punto y cuando se han querido dar cuenta, estaban fuera y ahí ya ha sido tarde para todo. Además no olvidemos que hemos ganado varios 6-6 fundamentales en la muerte súbita en casi todos los partidos que hemos ganado. Eso lo define todo, la máxima presión en el momento de máxima presión casi siempre ha caido de nuestro lado, y eso es más cabeza que tenis.