El
culebrón del traslado del Atlético de Madrid al estadio de La Peineta
enfila su recta final. Está previsto que el próximo viernes se cierre
el convenio cuyo protocolo de intenciones se firmó el 30 de julio de
2007. Un total de 16 meses de reuniones, quiebras económicas y
soluciones que han topado también con algo que afecta directamente al
sentimiento de lo futbolístico.
El culebrón del
traslado del Atlético de Madrid al estadio de La Peineta enfila su
recta final. Está previsto que el próximo viernes se cierre el convenio
cuyo protocolo de intenciones se firmó el 30 de julio de 2007. Un total
de 16 meses de reuniones, quiebras económicas y soluciones que han
topado también con algo que afecta directamente al sentimiento de lo
futbolístico. Si Madrid organiza los Juegos Olímpicos de 2016, el
Atlético tendría que jugar la mitad de dos temporadas fuera de La
Peineta. Y aunque sea difícil de pronunciar para los colchoneros, hoy
sólo hay un estadio en la Comunidad de Madrid capaz de acoger a 45.000
socios rojiblancos: el Bernabéu. Pero el acuerdo implica mucho más.
-
La entrada de FCC. El pasado 2 de julio, FCC se quedó con los derechos
de explotación de los aprovechamientos urbanísticos de Martinsa, la
inmobiliaria del ex presidente del Real Madrid Fernando Martín, que
suspendió pagos el pasado junio. Eso es el 50% de la superficie total
de suelo del club y de la colindante cervecera Mahou.
La venta de
las 1.000 viviendas previstas en la mitad del terreno correspondiente
(unos 87.000 metros cuadrados de volumen edificable) reportaría a sus
promotores (FCC y sus posibles socios) unos 425 millones de euros
brutos, según los planes iniciales. FCC, "por ahora", sólo admite su
interés por la construcción del nuevo estadio y el derribo del
Calderón. Fuentes del club confirman el resto.
- Sin beneficio
económico. Con el nuevo trato, el Atlético no verá ni un duro por el
suelo. Recibirá un campo nuevo a cambio del viejo. Su aforo pasará de
55.000 a 74.000 espectadores. Por entrar en la operación, FCC
derribaría el Calderón, soterraría la M-30 a su paso por el viejo
estadio y construirá la nueva Peineta. Toda una serie de obras que
tendrían un valor aproximado de 270 millones, precio en el que está
valorado el suelo del Atlético. Si el estadio tuviera que adaptarse
para los Juegos, correría a cargo de FCC. El Ayuntamiento sólo pagaría
las obras de revestimiento. El proyecto sería de los arquitectos que
hicieron el diseño original.
- ¿De quién será La Peineta? El
nuevo estadio será del Atlético cuando terminen los Juegos, en caso de
que Madrid los organice. Si no, sería inmediatamente del club
rojiblanco.
- Mudanza para 2012-2013. Las obras de la nueva
Peineta durarán unos 24 meses. Eso quiere decir que el Atlético no
podría jugar en su nuevo estadio hasta la temporada 2012-2013.
-
La vida en el nuevo estadio. El Atlético ganará aforo en La Peineta,
pero también aprovechamientos. La intención es que se construya algún
centro comercial, como tiene el Bernabéu en una de sus esquinas.
Además, el club baraja la idea de que el estadio sea bautizado con el
nombre de algún patrocinador que haga su correspondiente aportación
económica. Algo que existe en otros campos como el Ono Estadi
(Mallorca) o el Allianz Arena (Bayern de Múnich).
- Un añito en
el infierno. El problema del traslado es que el Atlético de Madrid
debería abandonar su nuevo campo unos seis meses antes de que comiencen
los Juegos Olímpicos y podría volver sólo unos dos meses después de que
terminen de montar y desmontar las gradas y las pistas de atletismo.Y
eso, teniendo en cuenta que los Juegos son en agosto y los Paralímpicos
en septiembre, quiere decir que los colchoneros se quedarían sin campo
desde el mes de marzo de 2016 hasta diciembre de 2017. La mitad de dos
temporadas.
En el club trabajan para buscar soluciones a un problema que
sólo existirá si el día 2 de octubre de 2009, en Copenhague, el Comité
Olímpico Internacional (COI) concede los Juegos a la capital. Una
alternativa para no pronunciar el estadio del enemigo sería mantener en
pie el Calderón hasta esa temporada, pero esto, según fuentes
municipales, no es viable. Otra sería incorporar gradas con aforo para
30.000 aficionados en el campo de la nueva ciudad deportiva de
Alcorcón, que estaría preparada sólo para 15.000 localidades. Pero
triplicar la capacidad de un estadio con gradas de quita y pon es poco
factible. El club, además, reconoce que se quedaría sin palcos.
-
Qué gana el Ayuntamiento. El alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón, quiere
sacarse de encima este culebrón que dura casi dos años. Empaquetado el
asunto, el dossier que se entregará en febrero al COI -donde la
puntuación otorgada a las instalaciones aumenta si tienen un uso
posterior a los Juegos- tendrá más potencia. Además, le permitirá
terminar el proyecto de la M-30 a su paso por el Calderón, todavía
pendiente.