Este es uno de los partidos que mas ascazo me dan todos los años. Siempre nos llevamos de ostias hasta desquiciarnos, el árbitro nunca ve nada de lo que ocurre y al final nos vamos de vacío y apaleados. Siempre el mismo partido. Como he dicho antes, debe ser el partido preferido de Albelda cada temporada, donde puede dar toda la estopa que quiera y avasallar al contrario como a él tanto le gusta que se va a ir de rositas. El que debe andar cabreado como una mona es Marchena por habérselo perdido. Vi el partido anterior del Valencia contra los fuleros y ahí les pitaban todo, a Marchena le expulsaron y se fueron a casa con la derrota. Hoy no, hoy cada vez que había una entrada el árbitro dejaba seguir el juego y, si era muy bestia, le decía al del Valencia que se calmase. Ha habido una jugada en que teníamos el balón cerca del área contraria, han ido haciéndonos entradas mientras nuestros jugadores iban saltando para evitarlas o caían al suelo y el árbitro dejaba seguir la ley de la ventaja hasta que el balón terminó en manos de Leo Franco. Menudo recital de patadas, rechaces, empujones y entradas vehementes hemos sufrido hoy y, cuando alguno de los nuestros no se deja avasallar y es igual de "contundente", tarjeta que te crió. Para colmo, todavía no se el motivo del penalti que nos ha pitado en contra. Vale que estábamos jugando mal en la primera parte, pero es que sigue de convencerme eso de los penaltis como castigo divino. Luego andamos diciendo que el árbitro es un amiguete por haber anulado por fuera de juego dos jugadas de gol que eran fuera de juego (¿Alguien ha visto a Villa corriendo hacia el asistente diciéndole ostensiblemente que estaba loco? El tío se ha cagado de miedo y no se ha atrevido a llamar al árbitro). ¿O es un amiguete por habernos pitado un penalti a favor en una juga en la que empotran claramente a Agüero contra el suelo? En serio, que mal estamos acostumbrados. Si hasta Silva le ha metido dos patadas a Asunçao cuando el balón había salido ya por la línea de fondo y a Heitinga le han metido un cabezazo con el partido sentenciado con un 3-1 en contra en el minuto 42 del segundo tiempo y aquí no ha pasado nada. A mí en estos partidos ni me importa el resultado, me cabrea la imagen que me queda de que no somos nadie y que, juguemos mejor o peor, se nos puede avasallar que aquí nunca pasa nada.