Magnifica columna de Ricardo Martínez, verdades como templos. Muchas gracias Sr.Martínez
http://www.diariosigloxxi.com/texto-diario/mostrar/62930
La política del trinque
Ricardo Martínez
Algunas decisiones de Gil Marín desconciertan y despiertan cierto recelo
(a Cerezo para esto y para la mayoría de decisiones importantes, ni le
cuento). Según comentaba Alberto R. Barbero en las páginas de Marca, el
Atleti amplía el contrato del Kun Agüero hasta 2015, pero la cláusula se
rebaja un 25 por ciento respecto a la anterior, pasando de 60 millones a
45. Aseguran desde el club que los números de ahora están fuera de
mercado y que lo hacen para adaptarse a la situación actual. La afición
colchonera está de vuelta. Ya no engañan a nadie. Le acaban de colocar
al Kun el cartel de “se vende”. No sé cuando, pero más pronto que tarde.
Un club que se considera grande y que vende un crecimiento paulatino
debe blindar a sus mejores jugadores y no rebajarles la cláusula para
facilitar su salida con la única intención de hacer caja. No es la
primera vez que esto sucede. No recuerdo la última vez que una estrella
se hizo vieja en el Atlético, pero sí me viene a la cabeza la venta de
jugadores consagrados, jóvenes y con una proyección infinita. Todavía
se están dando cabezazos por no haber vendido a Forlán al Madrid hace
dos veranos cuando ofrecían cerca de 36 kilos.
Trataron justificar el cambio de estadio como la solución económica de
la entidad para consolidarse entre los más grandes de Europa, gracias a
una potentísima inyección económica que permitiría pugnar por las
contrataciones de los mejores. Todo humo. Una mentira más. El campo se
cambia pelo a pelo, no se sacará un euro (o eso pretende hacer creer).
Conviene que los dueños de la mayoría de las acciones (que no dueños del
alma del club) tengan memoria. En diciembre de 1999 el traspaso
multimillonario de Jose Mari al Milán por más de 20 millones de euros
fue la gota que colmó el vaso y el desencadenante de la administración
judicial que sufrió el club por espacio de tres meses y que fue decisivo
para que el Atleti acabara en segunda aquel año.
Revisen las bajas y las altas de jugadores desde 1987. Aunque muchas
veces se han pagado auténticas millonadas por pufos (lo siento Suso,
eran otros tiempos, ahora tus fichajes son más baratos, pero siguen
siendo igual de pufos), el balance es siempre positivo. Ellos no pierden
nunca, porque han hecho del Atlético un equipo vendedor.