La ruptura de la bicefalia que dirige el Atlético de Madrid
@Javier Gómez Matallanas.- 14/02/2011 (06:00h)
El Atlético de Madrid no perdía cuatro partidos
seguidos desde 1999. Al año siguiente, perdiendo ocho partidos en la
segunda vuelta, el equipo rojiblanco descendió a Segunda división. Este año 2011 lo ha comenzado de manera nefasta
y, aunque el descenso no se contempla como una posibilidad ni por los
más pesimistas colchoneros, el objetivo obligatorio para la viabilidad
económica del club de alcanzar puestos que dan derecho a jugar la Liga
de Campeones es harto complicado. El equipo colchonero vuelve a acabar
la jornada más cerca de los puestos de descenso que de los puestos de
Champions.
Desde que el Atlético de Madrid pasó por Segunda
división, quitando al Madrid y al Barça que juegan su Liga escocesa
desde que el Valencia de Benítez les metió mano ganándoles dos ligas, en
su liga particular con Deportivo, Sevilla, Valencia y Villarreal , el Atlético siempre ha quedado último. Y en el último lustro, quitando al Deportivo, también ha quedado por detrás de sus tres directos competidores.
¿Si
el Atlético cuenta con mayor presupuesto que sus directos competidores y
mayor masa social, cuál es el problema? La mala gestión. Su estructura
bicéfala con un máximo accionista y consejero delegado, Miguel Angel Gil Marín, mandando y sin figurar y su presidente, Enrique Cerezo, figurando y sin mandar es absolutamente perniciosa para el club del Manzanares.
Hace
unas semanas, esa bicefalia que gerencia el Atlético pasaba su peor
momento. El presidente, harto de tanto ninguneo y de que en todo el
sector se haya percibido con nitidez que no es más que una figura
ornamental, decidió desdecir públicamente al consejero delegado. La
situación era tan tensa que el pasado lunes Gil Marín decidió sentarse con Cerezo para buscar una tregua y aguantar hasta final de temporada. Cerraron filas de cara a la galería una vez más. Como cuando se anunció públicamente, tras la destitución de Abel, que Cerezo se hacía cargo de la parcela deportiva y nadie, ni ellos mismos, se creyeron ese paripé.
La continuidad o no de Quique Sánchez Flores
en el banquillo no deja de ser anecdótica. El problema no se encuentra
en el inquilino del banquillo del Atlético, por más que los números del
técnico madrileño sean los peores de todos los entrenadores de la
historia colchonera que han dirigido más de cincuenta partidos.
Ganar la Europa League y la Supercopa de Europa fue una inyección de alegría y orgullo para la masa social atlética. Como lo fue el Doblete del 96,
conseguido cuando en las dos temporadas anteriores el Atlético había
flirteado con el descenso hasta las últimas jornadas. Los movimientos de
la oposición liderada por Gabriel Camuñas, con el Manifiesto ‘Atléticos por el cambio’ (ver) y las firmas de apoyo a esta propuesta (ver), aumentan el nerviosismo de la cúpula del club, más permeable de lo que aparenta al malestar de los aficionados. El apoyo del Frente Atlético a la continuidad de Quique
y los gritos contra Gil (los ultras se han olvidado ya de Cerezo,
quizás conscientes de su escasa influencia en la toma de decisiones)
crean un escenario de preocupación para el máximo accionista, que busca
un pacto para acabar la temporada de la mejor manera posible.
Al Atlético no le queda otra salida que la ruptura de su bicefalia.
Que Miguel Angel Gil Marín se ponga al frente del club con claridad
(quizás se esté planteando comprar a Cerezo su paquete accionarial) o
que sea Enrique Cerezo el que se haga con el control de las acciones.
Siendo ambas medidas una etapa de transición para su salida del club,
dando entrada en esa transición a buenos gestores que saquen rendimiento
al gran potencial que posee el Atlético de Madrid. Aunque para su
salida deben aparecer inversores capitalistas que de momento no hay por
ningún lado. Porque lo de hacerse cargo de la deuda del club sin poner
un euro no va a ser aceptado en ningún caso por los actuales dueños. Por
más que se produjera la revolución social a la que aspiran los
opositores.
El “cuanto peor, mejor” al que aspiran los opositores
tampoco es la mejor salida. Y su estrategia de cargar exclusivamente
contra Gil Marín, salvando de la quema a Enrique Cerezo y ofreciéndole
su permanencia en el club, tampoco es la mejor estrategia. Como intento
de ruptura de la bicefalia que dirige el Atlético pueden conseguir ese
primer objetivo. Pero la operatividad de su empresa tampoco está garantizada aliándose con Cerezo.
Y, sobre todo, si no tienen capital detrás, tienen poco que hacer.
Aunque el Atlético descendiera a Segunda división, hecho que no deben
desear ninguno de ellos.
http://www.elconfidencial.com/mata-dor/2011/ruptura-bicefalia-dirige-atletico-madrid-20110214-74818.html