En franca decadencia, dice el Mirko. Anoche le hizo un quiebro a su par en el centro del campo que lo dejó tirado. Lo curioso del caso es que se lo hizo con el cuerpo, sin tocar el balón. Luego condujo el balón perfectamente controlado, a pesar de los topos del campo, y se la puso a la 'estrella' en el sitio exacto y con la fuerza precisa. Vamos, donde se las deberían poner a él.
De la última jugada, en la que sentó a medio equipo del Marbella hablamos otro día. Lo que tengo claro es que este chaval lleva dentro un gol a lo Maradona, que lo va a meter más tarde o más temprano y que a mí me gustaría verlo en vivo y en directo para contárselo a mis nietos algún día.