E. COSCOLÍN. Zaragoza
Cuando uno va camino del infierno es capaz de agarrarse a un clavo ardiendo para no caer definitivamente a él. Eso es lo que le ocurre en la actualidad a un CAI Zaragoza que se aferra con uñas y dientes a la ACB. El descenso se consumó el pasado sábado, pero el club aragonés apurará todas sus opciones de permanecer en la elite y esas pasan por aprovechar los problemas económicos que tienen algunas entidades y que podrían impedirles salir la campaña próxima en la máxima categoría del baloncesto español. No será cosa de un día para otro y quizá si se presenta la posibilidad llegue algo tarde, pero los dirigentes rojillos están con los ojos muy abiertos y sus miradas se dirigen hacia varios puntos de la geografía ACB.
Quizá la mejor noticia es que en alguno de esos casos de "dificultades económicas" será la propia Asociación de Clubes de Baloncesto la que deba dar o no el visto bueno a las cuentas de algunos de los afectados. Ahí es donde la importancia de la plaza de Zaragoza, su masa social de más de 10.000 abonados y su tradición baloncestística puedan tener su peso.
Las opciones son escasas y nadie quiere abandonar la elite, pero las exigencias que plantea la Liga están para cumplirlas y si alguien no lo hace ahí estará el CAI Zaragoza. Con la opción del Obradoiro en manos del Menorca, los aragoneses deben analizar otras opciones, y varios son los clubes ACB con problemas, aunque muy pocos están en verdadero peligro.
Así, es posible que el que más riesgo corra sea el CB Granada que cumpliría su segundo año consecutivo con balance negativo, algo que la ACB no permite. Sin embargo, en la entidad andaluza se trata de que la Asociación acepte capitalizar el aval obligatorio para jugar en la Liga y el usufructo de la plaza (propiedad del Ayuntamiento de Granada) para cuadrar sus cuentas. Los granadinos están en manos de la ACB.
Existen otros casos que en realidad son más remotos de lo que parecían. Por ejemplo, en cuanto al Manresa, el club tiene totalmente decidido el ajustar sus números vendiendo jugadores importantes como Asselin o Javi Rodríguez. Además, la campaña emprendida entre sus seguidores para captar fondos ha funcionado bien.
Mientras, en Murcia, los problemas económicos se cifran en un millón de euros, que no les ha aportado un patrocinador. Pero tanto en club como el Ayuntamiento se han puesto manos a la obra y parecen haber conseguido un compromiso de la empresa que finalmente llevará a cabo las obras del tranvía en la capital murciana.
Con un clásico como el Estudiantes hay poco que hacer, ya que es tal su tradición y masa social que parece improbable que sus seguidores o la propia Liga lo dejen morir. Y aún menos con un Bilbao Basket que busca patrocinador, pero cuyos resultados y proyectos de futuro le auguran continuidad.
La baza de los ascendidos
Una de las bazas que podía tener guardada en la manga el CAI Zaragoza era la de optar a la plaza que obtuvieran los recién ascendidos. De momento, el único que la ha logrado ha sido el CB Valladolid y en el seno del club castellano no hay nervios, ya que se confía en lograr el capital necesario en un breve espacio de tiempo.
El conjunto vallisoletano descendió la pasada campaña y se vio obligado a recuperar el canon abonado a la ACB para quitarse la deuda que acumulaba de anteriores campañas. Eso podía provocar que si lograba volver a la elite no consiguiera reunir el dinero para volver a depositar esa cantidad en la Asociación de Clubes de Baloncesto. El ascenso ya lo ha obtenido y, según parece, el club ya tiene aseguradas dos empresas dispuestas a pagar ese canon y poder salir en la ACB en la temporada 2009-2010.
El convencimiento de que se va a conseguir el dinero hace que en tierras castellanas no haya nervios al respecto. Además, la entidad cuenta con la ventaja de que su máximo accionista es en la actualidad el Ayuntamiento de Valladolid, lo que garantiza las aportaciones institucionales y una búsqueda exhaustiva de patrocinadores privados.
Otra cosa será el segundo equipo que logre el ascenso. Esa será otra de las opciones que seguirá barajando un CAI que no tira la toalla, aunque sea lejos de las canchas.