A propósito de algo que no merece mayor atención, ni por quién lo dijo ni mucho menos por "la persona" a la que se refirió, esto es, un servidor. No sé bien qué afirmó o no Alfredo Duro en relación a mi mensaje; la verdad sea dicha tampoco me quita el sueño. Ya conocemos el modus operandi
de este personaje, esto es, su arrogancia y su atrabiliaria conducta
cuando se le afea cualquier gesto (al "caso" de Bernardo Salazar me
podría remitir). Ya digo, no escuché el audio en vivo (ni lo he escuchado posteriormente) y no sé si la
referencia fue directa hacia quien "soy" en Señales. Tampoco entiendo
muy bien que Duro le dé importancia al comentario de un anónimo en uno
de esas comunidades virtuales, que tanto a Méndez como a él les gusta denostar cuando les
viene en gana y a cuyos miembros nunca dejan en muy buen lugar que se diga, sobre todo cuando los equiparan con bastiones de nosequé.
En fin... Que Méndez había trabajado para Marca anteriormente lo sé, pero me consta que desde el año 2001, cuando inicia en febrero del mismo La Futbolería. Entiendo entonces que esta relación con la radio de este diario es posterior al
vínculo que Carlos Castresana establece con el Atlético a través del
caso del mismo nombre y del "Caso Camisetas". De cualquier manera, es igual. No entiendo bien que se hagan eco de una mera
suposición, en ningún momento estaba categorizando ("Me da que..."). No
lo llego a comprender. El que nada debe, nada teme, que dice el sabio
refranero español. Además en el fondo con este tipo de intervenciones sólo me están
haciendo el caldo gordo, ya que, en su supuesto, en el de
Méndez y Duro, sólo me dedico a alimentarlo provocándoles porque sí. Lleven o no
razón. (Bueno, tampoco es eso, pero en la mayoría de las ocasiones me
dan más motivos por el segundo de los supuestos.) Y como tal provocación, ellos han caído,
dando relevancia a un comentario que para nada lo tiene. Salvo que ellos se lo quieran dar.
No obstante, en relación a que en realidad sí pueda ser
una iniciativa de Méndez lo de entrevistar a Carlos Castresana, me
parece muy bien. Pero como queda demostrado por las ulteriores palabras del propio
Méndez todo parece parte de un objetivo: el de hacer que Gil Marín ceda
cuotas de poder (gran parte del accionariado, vaya) para que recaiga en
manos de sabe Dios quién. Si por Méndez fuese, de Cerezo, claro está. Aunque no
lo veo, y sigo intuyendo que hay mucho más entre bambalinas. Y ese mucho
más tiene también mucho que ver asimismo con la línea editorial que de un tiempo
a esta parte ha adoptado el diario Marca
para con la gestión de Gil Marín y del propio Cerezo. Que es de ley que
se anote el tanto de la entrevista, sí. Quizá. O seguro, por qué no. Pero pienso
que quien le da el pase para poder realizarla es el mismo que en su día
se lo pudo negar. Quien editorializa desde el grupo. E insisto, estoy
convencido de que jamás hubiese tenido el valor de realizar esta
misma entrevista en Onda Madrid. (Las consecuencias hubiesen sido
imprevisibles para su machaca y para él dado el lazo que une a Esperanza Aguirre y a Enrique
Cerezo.) Es hoy factible esta entrevista por cuanto comento, porque hay
un grupo mediático, un periódico, más bien, decidido a sacar a la luz
los trapos sucios de la familia Gil. Y en estas condiciones, Méndez sí
se lanza a jugar la carta de Castresana, cuando todos sabemos las
"trabas" que, de una u otra manera, este periodista ha puesto para que se sepa mucha de la verdad en asuntos como la sentencia del TS de 2004, la
"Operación Calderón"...
Lo siento, pero no puedo reconocerle nada a
un profesional que lleva a cabo su trabajo en función del rédito que
va a obtener de sus informaciones. Su posicionamiento al respecto es de
todos bien conocido, con entrevista de por medio a Castresana o sin
ella. Y es que, como también refiere el adagio popular, no sólo hay que
parecer honesto, sino serlo (¿O era al revés?) Ya digo, se han tragado el
anzuelo de la provocación. Y como es lógico, lo tenían que escupir.
Salud.
P.s. "Elefante blanco" fue el seudónimo que se le dio a la persona que, en teoría, era la responsable en la sombra de la asonada militar en la tarde-noche (madrugada) del 23-F. O al menos durante esa larga (y oscura) noche de la historia de nuestro país.