El poder irradia demasiadas tentaciones a su alrededor como pa no tragarse a los cátaros. Cuanto ni menos a los tibios...
Los órganismos oficiales, sus direcciones, tienden a fagocitar a las personas. Y en el convencimiento de que, uno pòr uno, y en of de recor, los miembros del Senado y la Fundación dirían cosillas que ahora no se atreven; o muchos peñistas de la Agrupa, tres cuartos de lo mismo, es donde creo hay que excarbar.
Al menos mantener viva la idea de que hay gentes al otro lao de la tiza. Aunque urja tanto dar la cara, como establecer una serie de propuestas claras con las que adherir al tibio o al medroso. Actualemente, nos estamos jugando el último patrimonio del Club, mientras se mira al horizonte si son galgos o podencos. Con mi reconocimiento y admiración a todos los que trabajan entre bambalinas; pèro hay que canalizar más las fuerzas. Y compaginar, como diría don Francisco, la pluma con la espada.
Todo desde mi particular e instransferible punto de vista.