A mí, al margen de que de la Marrana me sigue pareciendo el mismo bichejo inmundo, de toda la rajada, lo que más me ha gustado es que por una vez los focos alumbren al tal Emilio Gutiérrez, uno de los personajes más siniestros que viven alrededor de la carroña que genera nuestro Club. Matón de tres al cuarto, machaca de discoteca venido a más, es un personaje que debería estar, como poco, a la sombra con sus amiguitos.