spqr2004: Acabose... O sea que el sistema de este siglo es jugar sin Aguero, sin Simao, sin Maniche...
No, un sístema de este siglo será el que utilice cualquiera de los mejores veinte equipos del continente. Lo de jugar con dos puntas y dos extremos está sobradamente superado, y por eso cualquier entrenador con dos dedos de frente nos desactiva. Incluso los equipos que tienen mimbres para jugar así (el Man U, por ejemplo) apenas lo hacen, tan sólo cuando juegan en casa contra el colista. Utilizamos un sistema que no se sostiene, y por eso Maxi acaba haciendo algo que le pasa factura a la hora de hacer lo que sabe hacer, y Forlán se ve obligado a jugar en una posición que desconoce y para la que sólo está cualificado a medias, y Raúl García parece peor de lo que es porque se ve obligado a hacer recorridos enormes, y los centrales están tan vendidos que al final no nos vale ninguno. En el futbol de este siglo las batallas se libran en el medio. Los hay que lo llenan de futbolistas de toque y los hay que lo llenan de futbolistas de brega. Nosotros, los más listos del barrio, lo vacíamos.
ROJiblanco: Bacharach te pregunto si en los ultimos 2 o 3 anos has tenido algun
accidente o intervencion quirurgica, porque primero con tu constante
apoyo al manito dentudo y ahora con el mismo esfuerzo en apoyar al
caraburro, no eres la misma persona que antes. Yo tampoco y te podria
contar el por que, pero lo tuyo me da una curiosidad inaguantable, oye.
Pues te cuento. Volvía del Caprabo un día, cargadito de enseres, silbando una de Estrellita Castro, y al doblar una esquina cualquiera, zas, me topé con un señor gordo con bigote. Al principio parecía que todo iba a quedar en un susto, pero después de cenar me empezó a doler aquí, y luego llegaron las complicaciones, y las miles de operaciones, que si un bypass que si una cesarea, y ahora mírame: postrado en una cama de hospital, tomando pentotal, sin el menor control de mis capacidades. Muevo el ratón con el meñique de mi mano izquierda, me alimento a través de una sonda y mis esfínteres son lo que se conoce como una zapatiesta. Y, claro, normal, ahora todo en mí es odio al prójimo, a lo que pudo haber sido y no fue, y al por qué yo, Dios mío, por qué yo.
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