Tomás: Para terminar, propongo que si llega el triste momento de ver el Calderón derruido, y pretenden jugar con nuevo nombre, <Estadio Don Luís Aragonés> debería ser la segunda opción a valorar, por supuesto después del actual nombre.
Si nuestro club fuera un club serio, bien gestionado, no haría falta ponerle su nombre, porque Luis Aragonés debería ser al Atlético lo que Beckenbauer es al Bayern.
Si nuestro club fuera un club con tradición, en un futuro, frente al estadio donde juguemos debería haber una estatua de Luis Aragonés del estilo a la que tiene Matt Busby en Old Trafford
Si nuestro país fuera un país respetuoso, en un futuro, frente al estadio donde juguemos, debería haber un monumento, del estilo al que se erigió en Kiev en memoria de Lobanowsky.
Alguno puede pensar que estoy exagerando, pero independientemente de lo que pase con España ahora, Luis ha conseguido cambiar la selección. Igual no da resultados inmediatos, pero sí a corto-medio plazo. Lamentablemente ninguna de las 3 opciones de arriba se dará, porque aquí nos gusta criticar a todo Dios, ensalzar a Raúl desprestigiando a Luis, ensalzar a Luis desprestigiando a Raúl, nos gusta la carroña. Pero en parte, la sensación agria que me está dejando este momento dulce, es la que me produce el ver como un modo de vivir el fútbol llega a su fin. Veo a Luis como después de eliminar a Italia se mete en el banquillo con la rabia contenida y sin hacer aspavientos, sin señalarse el dorsal o sin mandar callar a alguien y me viene a la imaginación el Atlético construido artesanalmente por Vicente Calderón, como dijo alguna vez Fernando en uno de sus escritos. Es triste ver como ese futbol ha sido devorado por tiburones como Gil o hienas como Paco Gonzalez que apalearía a su madre con tal de ganar oyentes.
Más allá de la alegría que da callar bocas a madridistas, más allá de la satisfacción que da volver a sentirse feliz junto a Torres otra vez, está la certeza de que si hubieramos querido o incluso si aún quisieramos, el espíritu que inculca Luis a la selección, perduraría en nuestro club como seña de identidad y no el torrentismo que nos han impuesto.