Ayer estuve en mi primera puerta 0, la semana pasada, con tanta gente no conseguí ni acercarme, pero esta vez, sí, lamentablemente tal y como habían predicho los más veteranos, hacer una manifestación en ese día… era irremisiblemente suicidarse ante los medios de comunicación afines al Gilismo, porque apenas una centena de personas estábamos allí, y dentro del túnel, las voces retumbaban, pero una vez fuera, la sensación de soledad y desolación empezaba a embargarme, los fotógrafos hacían sus instantáneas, y aunque yo también estaba gritando los cánticos como los demás, me eché a un lado, no quería aparecer de protagonista en las fotos.
Fue salir del túnel y empezar la vuelta al campo, cuando prácticamente se autodisolvió ante la mirada indiferente de los aficionados que esperaban para entrar al estadio… no, evidentemente no era el día, y mira que se avisó. Al menos, he sabido en mi piel, la sensación de frialdad que anteriores compañeros han tenido cuando sólo se han juntado una docena, valorando más esa “hazaña” que vienen haciendo desde hace tiempo.
Según me acercaba a mi puerta de entrada, escuché un comentario de un seguidor: -“Pues para venir a protestar… no sé por que se sacan el abono”. Y la fui analizando mientras andaba hacia la 20, -“Pues porque esto no me gusta, y no me conformo con lo que hay”, me dije a mi mismo, -“Y si todos hiciéramos lo mismo… esto tendría que cambiar”, me reafirmé.
Una vez dentro del Calderón, tomé aire, para vencer la vergüenza que me daba empezar a repartir unos folios en los cuales venía una crítica a los dirigentes, contada en un editorial del Marca. Así que, fui acercándome a la gente y se la empecé a dejar, me miraban extrañados, pero nadie me la rechazó, y más tranquilo e ilusionado seguí repartiendo por las filas superiores con un brillo en los ojos al ver que la leían. -“Genial, cuando lo lean sabrán que clase de golfos tenemos por dirigentes… y esto será más fácil de cambiar”, y añadía una coletilla a la carta, “Para que todos los sepan, léelo y pásalo”.
Empezó el partido, y comenté con mi amigo y compañero de asiento, Shaky, el tema de la carta. En su empresa tiene otra pegada en el cristal, con parecidos argumentos, que repartimos el día 12, y me comentaba que los repartidores, al pasar por allí se paraban a leerla y se mostraban afines a lo que en ella ponía.
El partido se estaba desarrollando en el césped, pero yo tenía otro partido en la cabeza, miraba hacia el juego sin casi interés, sólo esperaba el momento de empezar a criticar a los dirigentes. ¿Tendría repercusión la carta?, ¿o me quedaría sólo con Shaky gritando al palco como tantas veces antes nos había pasado?.
De repente, el árbitro pita penalti, toda la grada estalla emocionada, y yo, sin embargo, me siento extraño de no compartir esa alegría, ¿qué me pasa?.
El Uruguayo lo tira ajustado al palo… pero yerra y manda fuera el balón, la desilusión vuelve al campo, a la afición… y yo sin embargo, como si no hubiese pasado nada.
Se reanuda el juego, y todo sigue como siempre, los chicos del Frente Atlético animando, los jugadores por el campo… bueno, todo no sigue igual, me sigo sorprendiendo a mi mismo, cuando no le reclamo a Maxi que se pegue a su banda para abrir huecos, como hago todos los partidos, en no decirle a Cléber que pase bien el balón y no la pierda, en gritarle a los centrales que no peguen pelotazos y la saquen jugada… y en cagarme en todo al ver como una y otra vez fallan y fallan.
En esto que el amigo Sinama se mete sólo por el vértice del área, junto a Forlán, y cuando la ocasión es pintiparada para meter gol, se deja el balón atrás, se medio tropieza, la pierde, y nos montan un contraataque letal. Un chiquitín del Almería corre la banda que se las pela, y ni siquiera Perea consigue pararle. -“Madre mía… si ya ni Perea le coge, y era lo único que hacía bien”, ir al corte por su velocidad de vértigo, “apaga y vámonos”. Y ahí viene el cero a uno.
Ahora, me digo, aquí está la ocasión para, todos juntos, pararles los pies: “Cerezo, ladrón, fuerá del Calderón”… alguno se anima a gritar, pero no es ningún clamor, en absoluto. Y por si había algún amago de incendio, desde el fondo sur, el Cuerpo Gil-leriano de Bomberos, formado por los chicos del Frente, se encarga de apagar cualquier atisbo de él, acallando con sus cánticos mayoritarios las voces críticas, animando a… ¿al atleti?, ¿pero no estáis viendo que no jugamos ni a la taba?, ¿no os enteráis que así no se puede seguir más que llevamos años de esta manera?... ¿por qué no os cambiáis el slogan de Atleti o Muerte, definitivamente por el de Atleti y Muerte?... y le comento a Shaky señalando hacia ese fondo sur,- “Míra… allí se ha ido parte del dinero para el medio centro organizador, se ha destinado a pagar los viajes lúdicos siguiendo al equipo de los cabecillas y alguno más de aquel grupo, además de sus entradas y alguna comida y lo que sea, porque sino… no entiendo que no hagan ni media queja y sigan con sus cánticos habituales y el vikingos no, y el Hugo muérete”.
Al momento, empatamos, el “salvador”, el tal Cléber al que hace 2 días se le consideraba un paquete, y todos se levantan y cantan y se alegran… y yo, miro indiferente que hemos empatado, ¿qué me pasa?, ¿por qué no salto como todos?... Este no soy yo, yo no era así.
Llega el intermedio y me pongo a departir con la gente de alrededor a ver qué opinan de la carta, casi nadie la ha pasado después de leerla, como decía, pero bueno, las respuestas no pueden ser más desalentadoras: -“Sí, esto ya lo sabemos, pero… es lo que hay”, - “¿Cómo que es lo que hay?” Replico, -“ ¿Y no vamos a hacer nada?... ¿por lo menos gritarles que se vayan?”. –“¿Para qué?, no se va a conseguir nada, además yo vengo a disfrutar si ganamos, no a encabronarme con esos tíos, que sí, que robaron el club, pero que ahora es suyo”. Y de postre me añade: “Contra la guerra de Irak nos manifestamos cuatro millones y nadie paró nada, es así de triste, pero los que mandan se pasan por el forro al resto y lo mismo les da 8 que 80”.
Y los comentarios generales eran esos, que es lo que hay, y punto. ¿Tan anestesiada está esta hinchada?, ¿el síndrome de Estocolmo, ese por el cual llevas tanto tiempo con el captor, que terminas por quererle, se ha instalado definitivamente aquí?.
Le hago una última pregunta directa a Antonio, mi compañero de la derecha: - “¿Qué tendría que pasar para que te manifestaras y pidieras a esta directiva que se vayan?”. Y no sabe que contestarme, -“Ojalá viniera un jeque de esos y les diera el dinero”…
No hay nada que hacer, empieza la segunda parte, el juego sigue siendo por el estilo. Jurado parece tiene cierta calidad como para mover el equipo… pero ni el conjunto tiene velocidad ni el juego es fluido… ni nada. Mientras, sigo sin estar centrado completamente en el partido, después de haberme enterado en estas semanas de algunas de las golferías y expolios a los que mi equipo ha sido y está siendo sometido por los delincuentes que hace años perpetraron, el mayor robo de guante blanco perpetrado a una gran afición, en número, por lo menos.
Está claro que no llega a la estafa de Maddock fuera, ni al caso de Forum Filatélico, donde el daño está en los ahorros monetarios, pero en el de los sentimentales… como si lo fueran.
Y allí sigo, ensimismado en cómo salir de este estado apático y conseguir lo que quiero, cuando de repente, en un mal despeje, el balón le llega a Forlán y metemos el segundo, dándole la vuelta al marcador.
El estadio estalla de júbilo, los gritos, los abrazos, las bufandas al aire… ATLETI, ATLETI… la gente está feliz y disfruta… pero yo no lo siento, ¿qué me pasa?.
Mando un sms a un amigo, y mientras escucho de fondo los cánticos y comentarios de nuevas jugadas, ahí estoy yo, dándole a las teclas del teléfono para ponerle: “Ahora sólo falta la ola; con el F/A vendido a los Gil… esto no hay quien lo arregle, salvo gol del Almería, ¡Vaya mierda!”. Mi destreza con los sms no es como para nota, así que me he perdido unos minutos… pero como si nada, porque el partido creo que no vale mucho, prácticamente lo que el del día de los chipriotas, na de na (según me cuenta Shaky, ya que yo no lo vi, pues me negué a pagar el abono total para ver como un equipo más flojo que el del año pasado, deambulaba por Europa… y sobre todo, por mi rechazo en dar un dinero, (mi dinero) que deberían utilizar en reforzar al equipo para disfrute de los abonados y seguidores… y que me está quedando claro, destinan a otras cosas, patrocinar coches, comprar afinidades…
Recibo respuesta del amigo Jesús: “Vamos a ganar como mal menor que si no nos vamos al hoyo lo otro no tiene arreglo”. – “Pues vaya…” ni esperanzas de largarlos casi me quedan, - “ahora que creía ver su final más cerca”, pienso para mi. Y en el fondo me avergüenzo algo de estos pensamientos, porque a él se le nota que es atlético y mira por el equipo… yo he debido desangrarme por una hemorragia informativa, y ahora por las venas creo que no llevo la sangre rojiblanca.
El partido está llegando a su fin con más pena que gloria, ni fu ni fa, algún asomo atlético me surge cuando el entrenador visitante: Hugo Sánchez, con el juego parado entra en el campo para pasar un balón, no perder tiempo y ver si consiguen empatar, que es lo que dijo venían buscando antes del jugar.
En el último minuto… hay una nueva entrada, ganando la espalda de la defensa, y veo entra sólo por el mismo vértice que en la primera parte se tropezó el Sinama Singol, el delantero del Almería… pero no se tropieza y tiene a 3 ó 4 tíos para elegir a quien darle el pase de la muerte… y nos la enchufan. Gol en el minuto 89 y empate.
¿Qué me pasa, si no me cabreo siquiera ni me molesto?... joder, si hasta casi me alegro.
Oigo cerca un –“Cerezo, cabrón fuera del Calderón”, y me uno al grito, y más gente se une al grito, y aunque no es general, la mayoría se muestra enfadada, y la señora de delante, a la que le dí la hoja al principio, vence su vergüenza a gritar, y grita también. Y abajo a la izquierda, veo un colega con su pancarta con la señal de “prohibido cerezas”, -“Ahí, a por ellos… esto se muere, y sólo así los mandamos a la calle”.
Otro remate y paradón de Roberto… bueno, tampoco hay que hacer sangre, con el empate ya hay cabreo, no quiero también perder… ¿o sí?.
Final del partido, gritos de fuera, fuera… y megafonía a todo volumen para que no se note lo que pasa. Ahora recuerdo las palabras de Cerezo cuando decía: “la afición tiene que animar al equipo, y los gritos y críticas, al final para no poner nerviosos a los jugadores”, le faltó añadir… que además con la megafonía no se nos oye y que como él se va, tampoco nos escuchará.
Salgo del campo, hablando en voz alta con Shaky, -“Esto es lo que tenemos, una mierda que llevamos comiéndonos un montón de años, y a nadie parece importarle, y si les importa, tampoco están por la labor de querer cambiarla”.
Cuando llego a mi casa, me espera mi mujer y me pregunta. - ¿Cómo estás?, ya he visto que habéis empatado, ¿te encuentras bien?”. Y mi respuesta no nos puede dejar más fríos. – pss, hemos empatado, y me da lo mismo.
Mi mujer me responde, - “Bueno, al menos no llegas afónico ni enfadado como otras veces, ¿no?, eso es bueno”.
¿Eso es bueno?, Joder, ¿qué me ha pasado?, ¿Qué tengo, que me da lo mismo si hemos ganado o no?, que casi me alegraba de que el equipo encajara goles con tal de ver a la gente cabreada y culpando a la directiva…
Y cuando me voy a dormir, en la cama, lo pienso seriamente y me digo. – Si ya no disfruto cuando metemos goles, si no me apasiono cuando los veo jugar, si mi único motivo de asistencia estos días es querer que esto reviente para que se vaya la directiva, y empezar una nueva y esperanzadora etapa, si no me molesto cuando nos meten un gol o el árbitro no pita una acción determinada a favor de mi equipo… ¿ese es mi equipo?. ¿estoy pagando para ir a hacer esto?, ¿estoy yendo al campo sin esas ganas que llevaba hasta hace un mes?. ¿y para eso voy?. Creo que no disfruto ya en el campo, hoy desde luego no he disfrutado, el resultado no es distinto a otras veces pero las sensaciones sí.
Esto es un espectáculo que no se mantiene por lo deportivo, por el simple hecho de ganar o perder. No, esto es un show, cuya única vía de vida es entenderlo apasionadamente, eso que sólo los futboleros entienden, entendíamos, y que la mayoría de las veces no se sabe explicar, van al campo a ver a su equipo para disfrutar y sufrir, unos con más esperanzas e ideales, otros con más temores, pero todos por sentimientos, no por la razón.
Y a mi se me ha muerto la pasión, y se me escapa una lágrima… o más de una al pensarlo, como cuando Hasselbaink falló el penalti contra el Oviedo y nos íbamos a segunda. Porque llevo casi 40 años siguiendo esto del fútbol, (mi reino por un Caballo, decía aquel rey… el mío por un simple balón, pensaba yo), y desde siempre, corriendo detrás de la pelota, cuando era crío, en la calle y en casa, rompiéndole las bombillas a mi madre en aquel cuarto de estar donde jugaba. Y siendo atlético por esas camisas de rayas rojas y blancas… y el pantalón AZUL, que cuando me compraron mi primer traje con 4-5 años, allí en Pamplona donde nací y vivíamos, les dije a mis padres. – No, este no lo quiero, que el negro es del Atletic de Bilbao y yo lo quiero azul, del de Madrid.
Sí, hoy estoy muy triste, porque la vida me la han cambiado esos cabrones de directivos, (y la connivencia de la mayoría de la afición y medios de comunicación), pues yo, en mi ignorancia anterior… aunque con más desilusiones que alegrías… era feliz, con mi camiseta, mi bufanda, mi atleti… pero me sentía vivo, y desgraciadamente, ahora entiendo lo que es perder la ilusión… ahora creo saber, por qué Don José Eulogio Gárate, no ha renovado su abono, como otros muchos antes lo dejaron de hacer.
"Podemos jugar mejor, ganar o perder, pero hay una idea que no se negocia, que es el trabajo y que nadie es más importante que el equipo" Cholo Simeone