En el fútbol, como en todo, dos más dos son siempre cuatro. Por eso no fui a Londres; o sea, porque sé sumar desde los seis años.
Primer dos: los apropiadores indebidos.
Segundo dos: una plantilla de mierda y el zoquete de entrenador de turno.
Resultado: cuatro, y sin despeinarse los del Chelsea.
Lo lógico y normal cuando, con las consabidas excepciones, montas una plantilla de futbolistas mediocres si no malos, pero que se creen alguien porque están en un equipo grande, y por eso tampoco trabajan ni se sacrifican como lo hacen otros que, no siendo mejores, sí son conscientes de quiénes son y para lo que están.
Cinco detalles:
1) El primer gol, repetición de la jugada del 1-0 de Pamplona. ¿Dónde está Cleber?, puede ser un juego que patenten entre Calam y Pitarch, para regalar el Día de las Peñas. El segundo, la cagada por arriba de turno. Luego, ya, el diluvio.
2) Antonio López, por favor, que lo quiten ya. Hace internacional a Pernía.
3) El portero, un portento, oiga. Qué dinerito más bien invertido. Menudo descojono deben tener los dueños del Valladolid.
4) Mira que no soy precisamente un fan de Maxi, pero su suplencia para que jueguen Santana y/o Jurado, es de repetición del curso de entrenadores.
y 5) El problema de Agüero no es tanto de racha (mala), que lo es en parte, como de velocidad. Le falta esa chispa sin la que siempre pierdes o no ganas ese espacio decisivo para finalizar bien las jugadas. Y el de Forlán, fueras de forma aparte, me pega que es el mismo del año pasado cuando la racha que liquidó a Aguirre. Y sin ellos al cien por cien, ni aun estando pasable el resto, pasamos de mediocres en el mejor de los casos.
NOTA AL MARGEN: Diviso a Luis en el horizonte. Enriquete y Calamillo necesitan un parapeto como un baluarte, y cuál mejor que él, quien, por su parte, como es sabido, pese a que los odia, necesita entrenar para vivir (que no para comer).