Al margen de que esos fulerillos siempre saben como alegrarnos un poco la vida incluso en los peores momentos, alegría menor porque bastante tenemos con lo que tenemos, yo de estos partidos siempre me quedo con el olor a fútbol de antes. Por eso siempre he sido un enamorado de la Copa, por mucho que hayan hecho para cargársela, porque es la única competición en la que puedes ver a equipos modestos de verdad enfrentarse con los "todopoderosos" y a veces (el trampas, frecuentemente), pintarles la cara. De todo lo que he escuchado estos días me quedo con esta respuesta de un jugador del Alcorcón:
Periodista (El H.P. de García Caridad): "¿Cambiasteis las camisetas?"
Futbolista del Alcorcón (creo recordar que Borja): "No, nos regalaron las suyas. Nosotros no podemos cambiar las camisetas, tenemos sólo dos para todo el año"
Otro futbolista del Alcorcón: "Ni siquiera nos tiramos al césped para celebrarlo, el domingo tenemos partido y no queríamos manchar las camisetas".
En la mierda de fútbol que nos toca vivir, que gente así le haya pintado la cara como lo ha hecho a estrellitas que ganan cientos de millones, y me da igual que haya sido al Trampas (eso sólo me alegra más), que al que sea, a mí son de las pocas cosas que me siguen gustando de este fútbol que sufrimos, vivimos y padecemos.