"La muerte de alguien empuja el tiempo de su vida hacia el pasado. Cuando uno va cumpliendo años, ese pasado de los que se han ido empieza a ser el suyo. Con cada muerte sucesiva una parte de la propia vida se va quedando más lejos, y uno descubre con gradual estupor que tiene recuerdos muy claros de cosas que para muchos otros, más jóvenes que él, están al otro lado de la frontera misteriosa del nacimiento [...] 'Recuérdalo tú y recuérdalo a otros', dice el verso de Luis Cernuda. [...] Me doy cuenta de que hasta ahora no había pensado de verdad en el doble imperativo que hay en el verso de Cernuda: tan necesario como el recuerdo es el deber civil de contar lo que uno vio con sus propios ojos a quienes han venido después" (A. Múñoz Molina, El País, 12-12-09).
Pues yo vi a Ruiz Sosa en el Aleti. Llegó en el 64, para suplir, nada menos, a Ramiro. Venía ya madurito, de triunfar en el Sevilla, donde se hizo figura a las órdenes de HH. Tenía aspecto de jubilado, con su prematura calva, y un correr con pasos cortitos, que nunca alcanzaban a ser zancada. Tengo varias fotos de él en alineaciones del Aleti, siempre con los brazos cruzados sobre su prominente pechera. Era un currante, pero con una muy buena técnica. Y aunque creo que nunca se enfundó la camiseta nacional jugando con el Aleti, me parece que sí lo hizo alguna vez cuando jugaba en su Sevilla. Pero aquí logró lo que no había logrado en Nervión: ganar una Copa, en el 65, y una Liga, al año siguiente, justo la que despidió aquel Metroplitano donde nací al fútbol.
A ver si los canallas tienen a bien hoy poner brazaletes negros a los futbolistas y mandar guardar un minuto de silencio en honor de Manolito Ruiz Sosa.