Estuve alrededor de dos horas en Neptuno, esperando a que pasara el autobús. Cuando llegó, Torres iba al frente, en el centro, con la bufanda del Aleti anudada en la muñeca y con la copa del mundo bien sujeta en sus manos. Miró a los ojos a los que estábamos allí, la levantó para ofrecernosla y a continuación miró a Neptuno y se la ofreció.
Cuando le vi la bufanda en la muñeca...
Niño, eres el más grande.
Muchas gracias.