Dios inventó el fútbol
porque se aburrió el séptimo día. El hombre, ansioso, lo alargó
durante toda la semana. Ahora hasta Dios se aburre con el fútbol.
Pero uno, que entiende que los colores de su equipo es de las pocas cosas que conmueven su vida, se empeña en seguir pensando que no, que el fútbol no es algo a tomar en vano. Que es la pasión heredada de tu padre. La aventura de cada domingo. El paisaje donde cobran importancia tus propia genética emocional, tus señas de identidad.
Una señas de identidad vapuleadas por un deporte que se ha convertido en salsa rosa, ausencia de ética periodística, competiciones que no puedes aspirar no ya a ganar, sino a competir.
¿Las causas? Evidentemente quien ha permitido que entre repartos televisivos, ausencia de crítica periodística, bipolaridad exclusiva (Madrid o Barça, los demás no existen, falta de respeto de la justicia arbitral... No hace falta seguir. Todos podemos añadir alguna causa más.
¿Cómo defenderse de eso? Probablemente con una directiva eficaz y un director técnico competente, con gente que ame estos colores en vez de dilapidarlos, con entrenadores que no se olviden de que lo que funciona no se toca, con una cantera que sea respetada, con alguien que levante la voz cuando, por ejemplo se criminaliza a Ujfalusi y se tolera a Ramos... Con orgullo.
Y, pese a los milagros de Europa League y el partidazo de la Supercopa, da la sensación de que el globo se ha desinflado. De que, en un momento en el que se sólo se puede competir al 120 %, los que tienen que defendernos ponen piedras en el camino para que no pasemos jamás del 60.
Pero no lo hacen. Y llega la abulia, la desesperanza, la felicidad de tu esposa porque ya no pierdes dos horas viendo un partido para luego estar encabronado el resto del fin de semana.
Y sólo nos ilusiona la derrota del enemigo. Y sí me ilusiona. Porque ya que no nos permiten definir lo que somos porque no existimos, nos queda definir nuestras señas de identidad por oposición a la de aquel que tanto odiamos. Ver cómo les cambia la cara. Pensar en el día después en su oficina, colegio (esos centros de tortura para un atlético todos los lunes). Y decirnos: ellos sólo ese día sufren más que nosotros 38 lunes al año y varias veces entre semana.
Y nos alegramos (yo, por lo menos): porque sus códigos no son los nuestros. Y, a la contra (como el Atlético de siempre) volvemos a pensar en nuestras señas de identidad no por lo que son, sino por lo que no somos. Porque no somos como ellos.
Porque ellos son el sostén de esa prepotencia, de ese ir
de caballeros y clavártela por detrás (agradezco a Mourinho que se haya
dejado de hipocresías y la clave por todos los lados). Ciudadanos
ronceros que se alegran de que elimine el Inter al Barça y nos tachan de
acomplejados cuando disfrutamos de sus derrotas. Abogados que defienden
la grosería de los suyos para criticar la manita de Piqué o que
Guardiola no les devuelva el balón cuando ríen espaldinhas y sacan sus manitas a relucir para mofa de un entrenador con bigote (y cojones) de un humilde equipo asturiano. Periodistas que
dicen que jugar en el Atleti es comprarse la ropa en Sepu y jugar en el
Madrid ir de Armani. Defensores de una grandeza nacida desde el poder
(comparad sus títulos con los del Atleti hasta la llegada del "robado"
Di Stéfano, que marcó una época).
Porque ellos son defensores de decenas de títulos ganados desde los arbitrajes y el
imperialismo sobre las canteras de toda España. Beneficiarios del cambio
de legislación deportiva, de leyes de Hacienda hechas para ellos (la
ley Beckham) y de repartos televisivos pantagruélicos (por no hablar de
avales de instituciones públicas que se niegan a los demás). Proveedores
de una selección española que, hasta que no llegó Luis (un atlético, por supuesto) y quitó su
preponderancia, no ha ganado nada (el anterior que se atrevió fue
Villalonga y ganamos la Eurocopa del gol de Marcelino). Salvadores de
una selección que negó sus puertas a jugadores como Marcial, Alberto,
Salcedo, Eusebio.. e impidió muchas internacionalidades de Luis o
Gárate. Que decidieron que Manolo era el culpable de un desastre en el Mundial de Italia, cuando los demás no hicieron más que él. Capaces de seleccionar 23 jugadores para el de España para deshechar y hundir (ya nunca fue el mismo) al únco representante de nuestro equipo: Quique Ramos. Y de tantos jugadores que no han podido serlo hasta que ficharan por el Madrid. Entonces eran convocados a la semana siguiente.
Porque ellos son unos falsos que identifican España con Real Madrid cuando la selección
sólo ha ganado cuando era diversa.. como España. Cuando el Barcelona
provee estilo y jugadores (hasta 8) de los campeones mundiales. Cínicos
que niegan el pan y la sal a jóvenes que para ellos nunca serán
estrellas porque no se han vendido a su poder (Fernando Torres).
Defensores de una cantera que no tienen y que se niegan a valorar que
hoy el Barça jugaba con 8 canteranos. Que les han metido los goles
todos jugadores españoles mientras que ellos, en 15 jornadas de Liga,
sólo han tenido un goleador español y porque le quitó tirar un penalty a
Cristiano (nosotros tenemos una ventaja: somos indios y para nosotros
un argentino es de los nuestros). Que tienen tres jugadores titulares en la selección (y uno, Alonso, sin tener que serlo) y parece que valen más que el resto.
Porque son adoradores de la gloria de ganar 5 copas de Europa (¿no se conforman
con 4? Me parece de por sí encomiable) que organizaban ellos mismos con
L´Equipe. Ignorantes de que no hay princesas para tanto príncipe que se
creen que son ni de que a veces la vecina normalita de enfrente oculta
placeres inabarcables. Desconocedores, por lo visto en su expresión
diaria, de la letra de su propio himno. Amantes de ganar de penalty
injusto en el minuto que sea. Tan ansiosos de ganar como sea son que han
sido incapaces de generar un estilo de juego en toda su Historia (no
como la legendaria furia del Bilbao de Zarra, no como el Ajax de
Michels, no como el Milan de Sacchi, no como el Barça de Guardiola y
Cruyff, no como el propio contraataque del Atleti de Marcel Domingo y
sucesores).
Y uno vuelve a reflexionar y piensa: este gran Madrid de Mourinho sólo ha jugado partidos serios hoy y
contra un tímido (y perjudicado por el árbitro) Atleti. Ha jugado en
Europa con un geriátrico de Milán (líder de una liga muerta hace años),
de un Ajax de un nivel del Almería (4º de una liga que nunca estuvo muy
viva) y un Auxerre que lucharía por no descender en España. Ha tenido un
calendario de liga que parecía hecho a la medida para que siguiera su
pretemporada. Ha tenido apoyo arbitral continuo cuando lo ha necesitado.
Y la prensa habla del mejor entrenador del mundo y del mejor Madrid de
siempre (algo que debería ser un agravio a los que sean madridistas de
verdad).
Y uno vuelve a reflexionar y, echando cuentas, te paras a pensar que este Atlético normalito, comparado
con muchos de nuestra Historia (fruto de la incompetencia de nuestros
dirigentes, de tanto Manolete y de un entrenador esquizofrénico),
estaría a 3 o 4 puntos de ellos si no fuera por los arbitrajes.
Y se alegra de que pierda el enemigo. Porque ya que no se les puede ganar (aunque se
merezca: me río de las estadísticas de tantos años sin ganarles: cuando
hemos podido hacerlo no nos han dejado) que no ganen ningún título.
Soy sólo del Atleti. Pero prefiero que gane un equipo como el Barça,
que juega al fútbol como nadie, que enseña al mundo cómo sus jugadores
juegan de memoria porque llevan desde los 10 años juntos.
Porque sueño que algún día lo hagamos nosotros. Porque quiero volver a recuperar mis señas de identidad.
Pero por ahora, me tengo que conformar con esto. La verdad es que m doy un poco de pena. Pero no me queda otra.