Si en fútbol el portero no pudiese moverse de la línea de gol, sería el mejor del mundo. A mí es que me da hasta lástima ver a un tipo tan alto, tan fuerte, con tanta envergadura, que se acochine tanto en tablas. Anoche, el portero del Apañó, un excanterano vikingay que ha jugado dos ratos en Primera, sale a por dos balones colgados al área tras el 2-2 con el caracaballo and company saltando a su lado a cara de perro y se queda con la pelota. Eso es un portero que sabe cuál es su cometido en los momentos clave.
Por el contrario, Courtois se acojona y no es capaz de gritarle a Miranda en un balón colgado que llega al borde del área para que se lo deje. Llevábamos pocos minutos de partido y ya me dije a mí mismo que el chavalín lo estaba pasando mal.
Yo a este le pondría el video de Miguel Reina en Glasgow con los despejes de puño que provocaban el uhhhhh en las gradas, O sin ir más lejos unos cuantos de José Francisco Molina. Entre ellos el de la final de Copa contra el Barsa en Zaragoza. Qué recital de portero diciendo: todo lo que caiga en el área es mío, señores defensas, ustedes a lo suyo.