Costa en plenitud física domina el campo entero, y condiciona mucho más a los rivales en el juego. No es solo goles, son tarjetas, agotamiento, forzar errores. Costa convierte al equipo en mucho más peligroso. Radamel es un ejecutor, transforma situaciones de peligro en goles con una facilidad y limpieza tremendas. Parece imparable en el área, donde sus movimientos son perfectos. Lo letal es la combinación de postura corporal siempre orientada al remate, el dominio de los espacios cortos (que a veces parece propio del balonmano), control permanente del portero y su situación y golpeos precisos, limpios y variados.
Cuando te gana un equipo con Costa, te aplasta, te ha golpeado con una maza que te deja destrozado. Falcao te clava el puñal con tal limpieza que ni te enteras, sigues como si nada sin saber que estás muerto, como en esas gloriosas finales contra Chelsea y Athletic.