Carrasco aterrizó en el centro del formación del Genk a los once años, sin conocer la lengua local, el flamenco, y viviendo a más de una hora de sus padres. A pesar de las dificultades guarda buenos recuerdos. “Veía a mis padres el fin de semana. Estaba bien, siempre fui solitario y muy determinado”, explicaba Carrasco a France Football. Cuatro años después, el belga volvió a hacer sus maletas rumbo a Mónaco, después de dejar con la boca abierta a un observador del club, Stéphane Pauwels. “Fui a ver un partido entre la Sub-16 de Bélgica y Luxemburgo. Yannick me conquistó en diez minutos. Tenía el cuerpo de una gamba pero ya lo tenía todo: manejaba los dos pies, la visión del juego y velocidad”, explicaba el observador a So Foot. El belga hizo alucinar a los técnicos de la cantera con sus regates. “Tenía mucha facilidad técnica, era muy bueno delante la portería pero, sobre todo, lo que me sorprendió, era su gran madurez para un jugador de su edad. Nunca había un visto a un jugador tan seguro de sus posibilidades”, explica a AS Frédéric Barilaro, el exdirector de la formación del Mónaco. Muy delgado, Carrasco tuvo dificultad para imponerse en los primeros meses pero lo consiguió a base de trabajo y de musculación.

En julio de 2012, en la primera jornada de la Ligue 2 frente al Tours, el extremo debuta con 18 años y demuestra su carácter. Carrasco le quita de las manos el balón a Dirar, internacional marroquí fichado por 7,5 millones, y clava un libre directo. El joven jugará 27 encuentros ese año y firmará seis dianas. Gracias, entre otros, al buen papel de Carrasco, el Mónaco arrasa en Segunda y vuelve a la Ligue 1. En esa época, el presidente del club, Dmitri Rybolovlev, monta un proyecto galáctico fichando a jugadores como Falcao y James. En el verano 2014, el proyecto del Principado cambia por culpa del divorcio de su propietario y del fair-play financiero. James se va al Madrid, Falcao al United y Carrasco toma el mando de un equipo plagado de jóvenes. Tras 46 encuentros y siete goles marcados, firma su mejor año como profesional y el Atleti no dejó pasar la oportunidad...

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—¿Cuándo fue la primera vez que vio a Carrasco en directo?

—Fue el 28 de febrero de 2012 en Hamme (Bélgica). Acudí para ver un amistoso Sub-19 entre Bélgica y Estonia. Los belgas ganaron 6-0 y Yannick un gol de falta directa. Es el primer informe que se hizo en el Atlético de él.

—Y el resultado fue…

—Destacado como posible fichaje. Llamó la atención de manera muy notable entre un grupo de jugadores en el que, por ejemplo, estaban Dennis Praet (Anderlecht) y Thorgan Hazard (Gladbach), el hermano de Eden, pero Carrasco destacó por su técnica, su calidad, el buen disparo que ya tenía, la velocidad y la ambición. Y además se manejaba en español. Daba el perfil perfecto para el Atlético, era por su edad recomendable para, por lo menos, el segundo equipo.

—Usted tiene ahora sólo 25 años y en 2012 era el ojeador del Atlético en esa zona.

—Era colaborador-ojeador viviendo en Amberes para la zona de Bélgica, Holanda, Alemania, etc. En el verano de 2011 el Atlético me propuso ser su ojeador en Castilla y León. Yo venía de trabajar para el Salamanca, el San Roque de Lepe y el Zamora. Pero me marchaba a Amberes para estudiar Administración y Dirección de Empresas durante un año como Erasmus. Les propuse trabajar desde allí y así fue.

—¿Ya conocía a Carrasco antes de aquel partido?

—Sí, evidentemente antes hay un trabajo previo. Te haces una idea de lo que vas a ver. Bélgica poseía un buen ramillete de jugadores. Vas investigando y después lo compruebas en directo. Además de verle jugar aquel día proseguí profundizando en el terreno personal, hay que conocer todo antes de tomar una decisión. Se elaboran informes sobre el perfil determinado que busca el club.

—¿Y cómo era por entonces Carrasco?

—Cuando yo voy a verle, él ya está en el filial del Mónaco. Por ejemplo adaptarse a un nuevo lugar no es un problema para él. Lleva fuera de casa desde muy joven. Vivía con su familia en Vilvoorde, un barrio entre Bruselas y Malinas que era un reducto de andaluces, hasta que el Genk lo firmó procedente del Beerschot, un club local. Yannick deja su casa y pasa a vivir con una familia de acogida. Era duro para él, pero demostró determinación. Por entonces, el Genk y el Standard eran los dos clubes que mejor trabajaban la base en Bélgica.

—Además de Carrasco hay muchos internacionales belgas salidos de ahí…

—Sí, Courtois, De Bruyne, Praet, Benteke… El Genk se especializó en reclutar jovencísimos talentos y en formarlos muy bien. Ahora Bélgica se beneficia de ello.

—¿Además de Carrasco, usted informó de algún otro jugador?

—De varios, pero de los que se puede hablar, de los que se han firmado, a Alderweireld. Le seguí en el Ajax y también recomendé su posible fichaje.

—A Carrasco le ha costado, pero ya ante el Madrid fue decisivo y frente al Astana participó en dos goles y dejó ese caño...

—Sí, esa jugada del caño es algo natural para él. Es un futbolista callejero, solía participar en torneos de freestyle con sus amigos de Bélgica y ganó varias competiciones. Le gustaban mucho esos torneos. Tiene esos recursos del fútbol sala: el caño, la pisa…

—¿Cuál es su posición ideal?

—Eso lo debe decir Simeone, pero no es ya un secreto que él se siente muy cómodo como extremo izquierdo en el 4-3-3 o en un 4-2-3-1, para aprovechar sus diagonales, su verticalidad, su velocidad y su disparo. No es un mediapunta pasador. También en el 4-4-2 se adapta perfectamente a la zona izquierda.

—¿En qué cree que le ha costado adaptarse?

—Un nuevo país no es problema para él. Lleva tiempo fuera y tiene un personalidad muy abierta. Ha hecho muchos amigos en el fútbol. Además es muy ambicioso y un luchador, es un jugador de mucha entrega. Pero está claro que ha tenido que adaptarse a un entrenador muy exigente, especialmente ha debido adaptarse a lo que se le pide tácticamente. Presión, ubicación. Se le ha visto mucha mejoría en eso en los últimos partidos. Ha marcado, eso le da mucha confianza y ha tenido el premio de ser titular en Champions aprovechando su oportunidad.

—¿Tiene lo necesario para ser importante en el Atlético?

—Sí, si sigue la evolución normal que se presupone puede llegar a ser muy importante, incluso un jugador Top. Carrasco es un acierto de Berta y de Caminero. El club ha apostado por muchos jóvenes talentos últimamente y ahí están los resultados.

—¿Y usted sigue ahora vinculado al Atlético?

—No, actualmente trabajo como consultor para los clubes, como ojeador de futbolistas, a la espera de un nuevo proyecto en un club.

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