Ni los grandes maestros del ajedres, los campeones mundiales, ganan todas las partidas, y en ocasiones pierden alguna con jugadores que ni siquiera están en el Top-10, como es el caso, buenos jugadores de nivel internacional, pero lejos de la élite. Y además hay tardes en las que ofrecer tablas y conseguirlas no es mala cosa. Ayer era un buena tarde, sobre todo tras la salida de Tiago, de haber aceptado las tablas que los conejos empezaban a ofrecernos, pero queríamos ir a por el partido y dejamos desprotegida la reina, tras haber hecho los movimientos exactos y oportunos para protegerla, habiendo enrocado los extremos de salida, apostando por una zona central mejor guardada. De inicio apostamos por lanzar caballos y alfiles (sobre todo estos últimos) al frente de presión, y nos guardamos las espaldas con las torres, y menos peones que de costumbre, y luego, viendo que nuestros alfiles ya no eran capaces de volver, volvimos a estabilizar la partida en la zona central. Los movimientos iniciales hubieran podido dar su fruto, si hubiéramos aprovechado los malos movimientos que el rival suele hacer en el fondo del tablero, sobre todo en la salida, donde se ve que es un buen equipo, pero que adolece de una potente delantera, y de juego suficiente para aguantar grandes envites a largo plazo.
No contamos tampoco con el propio tablero, que aunque en buen estado y rápido, muy pesado, poco acto para conducir el balón largas distancias de manera rápida y precisa, que era lo que necesitaban nuestras piezas iniciales. Lo dicho, desaprovechamos un buen día para aceptar las tablas que tras su salida fulgurante en el segundo tiempo empezaban a ofrecernos. Hicimos los cambios de fichas oportunos para poder conseguir esas tablas, pero curiosamente partimos el equipo y fue cuando peor defendimos, quedándonos a caballo entre ir a por el partido o defender lo que teníamos, y esas dudas, cuando además las fuerzas te fallan, son las peores cosejeras. De hecho me parece más preocupante caer en la corriente, en la que muchos han caido ya, de que todo lo que no sea ganar es un mal resultado, cuando es falsa, hay empates que a largo plazo son mejores que algunas victorias menores. Ésa es otra de las grandes mentiras del fútbol actual con el que nos bombardean. No sé los tramposos y sus exigencias, pero para nosotros, que no deberíamos caer en esas presiones, hay empates que nos van bien. Ayer era uno de ellos.
Nos ganó un buen equipo que dista mucho de estar entre la élite, con un 11 apañado, que en partidos puntuales dando más de lo que tienen, como ayer, que al menos para su afición es prácticamente el partido del año, pero que en condiciones normales es muy inferior a los nuestros. Lo que sí ocurre es que las finales del Mundial de ajedrez, al final las juegan siempre los mejores, y estos buenos jugadores que te pueden ganar una partida al final están donde les corresponde, sobre todo cuando tienen una plantilla que les va a dar para lo que les va a dar. Lo importante es no perder ripia con los que nos vamos a jugar los cuartos, y ahí estamos, tras haber pasado ya por varias de las salidas más difíciles del campeonato (Vigo, Valencia, Sevilla y Barcelona, quedan Trampas, Villarreal y Bilbao). No está mal, fue sólo una partida, el campeonato es largo.