Los silbidos eran generalizados, solo unos pocos creíamos que este tipo de jugador, FUTBOLISTA con mayúsculas, era un regalo en una plantilla de maulas y tipos de paso o en el final de su vida útil, que no merecía el trato que recibía, cuando lo mas simple habría sido escurrir el bulto como hacían sus compañeros, lejos de eso, se echaba el equipo a la espalda e intentaba sacar el orgullo, mas alla de sus virtudes técnicas -que las tiene y muchas- este señor es un FUTBOLISTA de los de antes, de los que ya no hay, de los que creen en el equipo, de los que se identifican con la afición y con el club, de los que no regatean una gota de esfuerzo, solo podemos dar gracias por disfrutar a un tipo así en la plantilla, a mi me recuerda al gran vizcaino, otro tipo que se vestía por los pies.