Espero que Diego Costa sea consciente de donde se ha metido eligiendo la selección española. Por una parte, va a ser poco menos que "persona non grata" en su Brasil natal. Y eso que el chaval tampoco tiene culpa, ha sido el señor Scolari el que ha decidido no llevarle cuando tenía que haberlo hecho. Pero la presión que va a tener que soportar en el Mundial va a ser de traca, aunque ya sabemos que Costa es de esos jugadores a los que les "pone" jugar en ambientes hostiles.
Pero por otra, y la que más tendría que preocuparle, es que dentro de nuestras fronteras van a medirle con una vara diferente que a los demás. Esperarán su error para echarle a los pies de los caballos. Prensa y afición, ambos, deseando que Diego Costa cometa un fallo para ponerle a parir, para volcar toda su bilis sobre el jugador, simplemente porque no es de ninguno de los dos subvencionados.
Porque Costa pertenece a un equipo que se ha atrevido a plantar cara a los dos poderosos, a los que controlan el negocio y eso no gusta. Encima es un tío que va de cara, que le echa un par de huevos y que se come el campo cada vez que el árbitro pita el inicio. Un tipo que no da tregua y que se lo ha currado para llegar donde está.
Parece ser que en esta España nuestra, ese tipo de personas no son tan bien vistas como los que símplemente son tocados por una varita mágica, se visten a la última y se abren cuentas en las redes sociales para mostrar sus abdominales, sus gafas de marca y coches de lujo.
Suerte, Diego.
"No consuman" - Diego Pablo Simeone
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