Cierto que el divorcio que se avecina seguirá con la tradición instaurada desde la irrupción del difunto Gil y Gil.
Esa misma que nos ha llevado de cabeza al desprestigio más absoluto dentro de España y al ridículo en Europa.
Es igual que boten a Aguirre que que fichen a Mourinho. Este club está enfermo. Un ejemplo ¿Vosotros creéis que jugadores como Cazorla, como Pires, como Nihat, como Godín del Villarreal, o los Renato,Poulsen, Maresca, Palop, Alves... del Sevilla, hubiesen triunfado en el Atlético?
Sabéis cómo yo que NO. Es una cuestión de que en este club, ahora mismo no se dan las circunstancias ni la tranquilidad para que un jugador de nivel medio-alto pueda rendir y revalorizarse en este equipo.
Volvemos a la cantinela todos los veranos. Ahora el escudo es Aguirre, el cuál tendrá su cuota de responsabilidad, pero no es el único. Pero es que antes la responsabilidad fue asumida por Bianchi, por Murcia, Ferrando, por Manzano, por Luís... Pero si os fijáis la dirección de tal responsabilidad es la misma: el entrenador o en su defecto el director deportivo de turno. ¿Por qué no probar a cambiar de modelo de gestión?
Esto es cómo las dictaduras. El club es mío y pongo y quito a mi antojo. Hago lo que me sale de la polla, aún a sabiendas de que no tengo idea de este negocio. O conmigo o contra mí. Y el más perjudicado es siempre el club.
Es igual. Venga el que venga se topara con la estructura creada por los Gil y Cerezo. Esa en la que todo se improvisa, en la que se ficha no por el aspecto futbolístico sino el especulativo, en la que no se nos respeta ni desde el propio club, en la que no se tiene idea de crear un estilo de gestión ni de fútbol..... Esa en la que sus dirigentes ni entienden de fútbol, ni saben lo que significa el Atlético.
Ah, y la afición también tiene su cuota de responsabilidad. Y la prensa. Por tanto el panorama se completa con una afición resignada, sumisa, pasota, sin cultura de club y poco comprometida, con una prensa cómplice, manipuladora y sin crítica. Es decir, este equipo apenas tiene crítica. Ni buena ni mala.