Al Capone:
Desde aqui me gustaria proponer que se analizara la desbandada de los atleticos de siempre versus los nuevos atleticos en Gaudeamus. Que conste que esta desbandada ya viene de antes de gil. Me acuerdo de la epoca de cabezas en la que mucha gente dejo de ir al campo, y tuvo que venir Calderon en su ultima etapa y poner las entradas a precio saldo para que la gente regresara. Asi que, lo del abandono al equipo viene de antes. Pienso que hay un tema muy interesante para analizar y hacer autocritica como seguidores.
Muy interesante, Al Capone.
Cuando Don Bernardo Salazar habló de la Afición Atlética en parecidos términos a los de su artículo, en el último Gaudeamus, reconozco que no sabía exactamente de qué estaba hablando; porque yo eso no lo he vivido.
La cruda realidad es que la Sacrosanta Afición tardó muy poco en darle la espalda al equipo, ya en la primera época de Calderón, y muy (demasiado) poco después de ganar la Liga del 77. Tanto, pero tanto, tanto, tanto, que Calderón se fue sólo y asqueado ... en 1.980, después de vivir un via-crucis desde el 78. Sería una especie de "malformación" en que había derivado el primitivo nivel de exigencia futbolística del aficionado del Metropolitano.
La Maravillosa Afición asistió con pasotismo, escepticismo y creciente desmotivación a la ejemplar lección dada por el equipo de Calderón y Luis, sólo una vez por debajo del quinto puesto entre el 82 y el 87. Eso sí, justo en la última temporada: para que saliera aquél 7º puesto en la foto-finish que utilizó hasta la saciedad Moby Gil.
La Genial Afición se sintió humillada por las traiciones de Hugo Sánchez o Paco Llorente, y eso debió tener mucho más valor que ser capaz de ganar Títulos, luchar por otros cuantos y mantenerse en la élite, sin un duro para fichajes y con un equipo (siempre el mismo, es que vaya coñazo, sin fichajes divertidos ni nada) basado en la cantera. Casi todos bastante feos, eso sí.
Y entonces llegó Gil.
Eso sí, se nos engañó. Miserablemente, Una panda de engañaítos que pa qué te cuento. Con lo buenecito que parecía, con lo calladito que era, con el brillante historial atlético que atesoraba. Engañadita la afición atlética, Por los c-o-jones engañadita. Resonaron los y tal, y tal, y tal estruendosamente hasta el último minuto pero, con eso, pasa como con los demócratas de toda la vida durante el franquismo: todos lo eran, lo que pasa ej queeee.
Todos muy demócratas, todos muy anti-gilistas ... pero disimulando.
La autocrítica consiste en asumir nuestra condición de cómplices y cooperadores necesarios. Que ya, que ya, que tú no, que yo tampoco, que el de enfrente menos, que todos lo decíamos a quien quisiera oírnos, pero no nos quería escuchar nadie, etc, etc ... ya me lo sé.
Gil no era atlético. Sin embargo, era un empresario, y un chanchullero, y un tipo bastante listo. Y entró en la Directiva de Vicente Calderón (en la que duró poco, eso sí) bastantes años antes de que "lo suyo" empezara.
¿Por qué lo haría?. ¿Por lo de los perritos calientes que se tomaba con sus hijitos después de los partidos en la cervecería Galatea?.
¿O porque tenía clarísimo donde, cómo, por qué y enmedio de quienes se metía?.
(...) Nosotros, que somos de Gárate, despreciamos el modelo actual de sociedad anónima deportiva basado única y exclusivamente en criterios mercantiles y cortoplacistas, en sacar el máximo rendimiento de lo que se tiene aunque esto se haga en claro menoscabo de la identidad del club, y de la afición, y del proyecto deportivo (...) "Nosotros, que somos de Gárate" - Carlos Fuentes - El Rojo y el Blanco