HOY EN EL MUNDO:
Hasta el nabo de Russian Red
19 de marzo.- Así me hallo. Hasta los
huevos de Russian Red. De sus gorgoritos de ruiseñor, sus caritas de
ángel, sus vestidos a lo Judy Garland y su pretendida intensidad
posadolescente. Y no exactamente por su culpa. Imagino que la culpa es
mía.
La primera noticia sobre esta niña la tuve a través de un fotógrafo del periódico.
Un señor de cincuentaytantos que, dicho con ligereza, es un genial
enfermo musical. Me dijo: "Tío, ayer vi a una niña que canta mejor que
Joni Mitchell".
Luego, la tal Joni Mitchell empezó a asomar la patita aquí y allá. La escuché y me dije: "Coño, vaya voz",
pero las canciones me eran como facilonas, un poco tópicas. No me bajé
el disco, pero lo toleraba allí donde sonase: el clima es agradable.
En pocos meses, la niña, ya un poco redicha, pasó a convertirse en
fenómeno. Me dije: caramba, qué bien, una tía que canta de verdad y
tiene éxito: aún hay esperanza en este mundo. Si llega a cantar en castellano y a decir algo mínimamente comprensible ya sería la hostia, pensaba yo. Pero vamos, que molaba su éxito.
Pero después, querida Russian, tú que apareciste tan fresca, comenzaste a OLER.
Pongo la tele y apareces. Pongo la radio, y ahí estás hablando de no sé
qué pollas. Voy al videoclub a buscar una peli no indie, y tú de fondo.
Abro la nevera y AHÍ ESTÁS ACURRUCADA con esa guitarra que es más
grande que tú.
¿Qué tienes contra mí? ¿Es que no puedes dejarme vivir en paz? ¿NO VOY A PODER VIVIR TRANQUILO?
Porque, ahora que te he escuchado bien PORQUE TÚ TE HAS EMPEÑADO EN
QUE ASÍ FUERA, he descubierto que no me gustas en absoluto. Que me pareces la típica escolar repipi que escupe la lección como un lorito amaestrado:
un mimético mono de repetición. Que tus letras, escritas además en
wachi wachi, son infantiles. Que esas repelentes caritas que pones al
cantar me generan unas ganas de potar que ni Leonor Watling.
Que ese rollo de Marisol indie, si llegó a tener gracia, ya no.
Que esa movida ninfulesca y lolítica que llevas podrá interesar a
algunas ingles, mas no a la mía. Que reconozco, puestos a reconocer
algo, que vistes bien. Pero que tus canciones, ya escuchadas
tranquilamente, son más simples y obvias que el mecanismo de un chupete.
Y que les sobra, para que me entiendas, plastidecor rosa. Y algún sentimiento de segunda mano.
Así que coge el estuche y las libretas y deja de darme la plasta.
Bueno, y ahora que se ha ido tengo que decir que, con la mierda de
música que se vende en España, encantado de que esta chica venda
kilotes y kilotes de discos, o entradas de conciertos o blusas o lo que
sea. Pero no a mí, por favor.