Nos pasamos todo el rato discutiendo si debe jugar fulanito o menganito, si las rotaciones son buenas o malas, o si Aguirre es un entrenador de un tipo u otro, pero nos olvidamos de algo que para mi es trascendente: el orgullo. ¿Desde hace cuanto no vemos un atleti remontando un partido?. Aquellas remontadas historicas, encabezadas por Arteche o por el mismo Caminero en el glorioso partido del 4-3, donde se luchaba hasta ultima hora en pos de la victoria o del empate se han quedado en el olvido. Se puede perder, es un deporte, nadie nos vamos a echar las manos a la cabeza por una derrota mas, somos atleticos y conocemos el dulce sabor de una derrota, pero una derrota con coraje, con gallardía, sabiendo que el equipo ha dado todo. Lo de hoy es lo mismo que lo de los ultimos 10 años, es igual ver un partido de la temporada 1998 o 1999 0 2000 0 2005 que esta, un equipo rendido con unos jugadores y un entrenador sin orgullo ni vergüenza -no son los culpables, lo es quien ha instaurado en el club esta forma de pensar y de jugar-. El equipo de la era Hil, donde se ha olvidado lo que siempre fuimos: un equipo con orgullo. Esto es lo peor que han traido estos tiempos tan deplorables. No saber ni quienes somos ni a lo jugamos ni siquiera lo que es sentir ponerse la rojiblanca. Un equipo que la ultima media hora jugando contra 10 no ha hilvanado una sola jugada, ni ha llegado a la puerta contraria ni siquiera al patadon no merece mas que una vergonzosa derrota. Cuando se gana muy bien, los jugadores se crecen y hacen cosas interesantes, pero cuando se necesita orgullo, levantar la cabeza, y ponerse a trabajar para levantar un resultado ya podemos mirar para otro lado porque en el campo solo tenemos una cosa: el equipo de Hil y Zerezo, un equipo sin orgullo.