En el quinientos seis y en el dos mil también
[por Rubén Uría]
[Que el mundo fue y será porquería, ya lo sé. En el quinientos seis y en el dos mil también]
Se acabó. Ya no sobrevivirá, angustiado, con la cabeza baja,
atormentado, por el corredor de la muerte. Ya tiene fecha de caducidad.
Ya tiene día y hora para volar por los aires. Sus muros, históricos, nostálgicos, hogar de grandes y pequeños, de generaciones de padres e
hijos que al calor de su cemento, pegaron a su piel rayas rojiblancas,
inherentes a la vida y al eterno nacer / crecer / reproducirse / morir;
sus muros, repito, serán derrumbados. [Que siempre ha habido chorros, maquiávelos y estafáos, contentos y amargaos, valores y dublé].Con
los medios de comunicación como cómplices (si fuera una película sería
“El Silencio de los Corderos”), con media afición anestesiada (que los
hay que tienen demasiado amarillenta la foto de Gárate), con el Ayuntamiento de Madrid presionando (con dinero y sin dinero, hago siempre lo que quiero y la palabra de Alberto es la ley) y con Giles & Cerezo SA
a sus anchas, la muerte tenía un precio. La muerte de un sentimiento
que se ha vendido por un buen fajo de billetes (que no irán a parar al
socio, sino a la buchaca). Era la crónica de una muerte anunciada, el
adiós al último reducto romántico, el final de mil goles que serán
puestos en venta, previo paso por el derribo, para acabar incinerados
sin una mísera oración goleadora de Gárate, sin apenas una bendición de pared de Adelardo, sin tener en cuenta qué coño opina un trallazo de Escudero. [ Pero que el siglo veinte es un despliegue de maldá insolente ya no hay quien lo niegue ] …
La muerte del Estadio Vicente Calderón tenía un precio, y ahora ya tiene una fecha.
El ataúd del sentimiento atlético está lacrado y sellado. Ha llegado
así, de manera fría, como quien no quiere la cosa, como de soslayo,
como de noticia secundaria, como propósito de no sé que buenas
intenciones y qué niño muerto, como comparsa de unos telediarios
mesiánicos que han perdido su espíritu crítico, como banderilla para el
lomo de una prensa deportiva que sólo se escandaliza cuando escucha dos
palabras: Real Madrid. [....vivimos revolcaos en un merengue y en el mismo lodo todos manoseaos.]
[Hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor, ignorante, sabio, chorro, generoso, estafador.] Gallardón (por qué Alberto, si ya lo habías “bordado” con el ticket de la hora), jaleado por Giles y Cerezos, ha cerrado el negocio, y ha acabado con el mito de cemento y hormigón.
El Alcalde ha desenchufado el cable de la máquina de respiración
asistida al que permanecía, intubado y en fase terminal, el Vicente
Calderón. Hacía más de un año que le habían puesto precio. Primero los
Gil. Luego Cerezo. Ahora, Gallardón. En la sombra, en la cocina de
casa, con nocturnidad y alevosía, sin preguntar al socio (¿para qué? paraguaya),
sin hacer un referéndum (¿votar? ¿democracia? ¿eso qué es?), sin
preguntarle al personal si les importa que ellos jueguen una partidita
al Monopoly, pero con el patrimonio de los socios.[¡Todo es igual, nada es mejor, lo mismo un burro que un gran profesor!]
No
hace falta ser veterinario de Tercera, letrado iletrado, empresario sin
empresariales, periodista de relumbrón y mucho miedo, sietemachos de la
radio o productor de cine serie “B”, para entender una simple
sucesión de hechos. A) El Estadio Vicente Calderón se pagó con el
dinero de los socios del Atlético de Madrid. B) Gil y Cerezo se
hicieron con el control del Atlético de Madrid SAD, despositando, según
ellos, una cantidad de dinero. C) Según el Tribunal Supremo, queda
probado que existe un delito de apropiación indebida del Atlético de
Madrid a cargo de Gil y Cerezo, aunque el Supremo entiende que el
delito prescribe. D) Ahora, esos señores cuyo delito ha prescrito (pero
que incurrieron en un delito muy grave, porque era delito), deciden
vender el estadio que no han pagado ellos, sino los socios del club que
ellos compraron pero sin poner el dinero que había que poner (según el
Supremo). E) Es decir, Gil y Cerezo, Gallardón mediante, venden algo
que no es suyo, sino de los socios. [No hay aplazaos ni escalafón, los inmorales nos han igualao...]
[Si uno vive en la impostura y otro roba en su ambición,] Y como la prensa achanta la mui, adiós muy buenas. Cocodrilo que se duerme, billetera. Allá un hotel, por allí un parque, más lejos un hilera de pisos. Y el Vicente Calderón, a volar por los aires.
Primero dijeron que lo derrumbarían para paliar TODA la deuda. Unos
días después, que lo derruirían para paliar PARTE de la deuda. Ahora,
el Atlético tendrá que pagar 200 millones y según Cerezo, el cambio de
estadio sólo paliará LA MITAD de esa deuda. Por cierto, ¿Qué deuda
tenía el Atlético de Madrid antes de ser Sociedad Anónima Deportiva?
Pasapalabra. [Da lo mismo que sea cura, colchonero, rey de bastos, caradura o polizón]
[Siglo veinte, cambalache, problemático y febril, el que no llora no mama y el que no roba es un gil] La muerte del Calderón, del hogar indio al otro lado del Río, era un hecho. Un killing me softly, un asesinato en 8 milímetros. Algo
tan lento como viscoso. Una trapacería urdida por los dirigentes
atléticos -con la ominosa connivencia del alcalde de Madrid - para
engañar a la masa social atlética y anestesiar a la afición con lo de
siempre: Carnets con 10% de descuento, balón
tocameloscojoneconmelodía, un móvil de Fernando Torres, un despertador
de la abuela del Atleti (qué simpática ella) y un peluco con Indi, el mapache que ha comercializado el “otro” mapache. [¡Dale
nomás, dale que va, que allá en el horno te vamo a encontrar! ¡No
pienses más, tirate a un lao, que a nadie importa si naciste honrao!]
¿Qué pasó con aquella plataforma bendita de ‘Salvemos el Calderón’?
Acabó silenciada por los medios de comunicación. ¿Qué pasó con los
grupos políticos de la oposición en el Ayuntamiento madrileño? Ahí lo
lleva Sr. Alcalde…Por cierto, y ¿cómo confiar en que no hay intereses
espúreos y oscuros en esta venta, cuando esos mismos dirigentes han
sido condenados por apropiación indebida (ya prescrita) en su día?
¿Alguien le compraría un coche de segunda mano a un tipo que los vendía
sin seguro pero que no fue a la cárcel porque los había vendido hace ya
demasiados años? Da igual, todo es cambalache. Quien pone precio a su
dignidad, pierde su dignidad. [Si
es lo mismo el que labura noche y día como un buey que el que vive de
las minas, que el que mata o el que cura o está fuera de la ley.]
Que vendan el sentimiento del Atlético de Madrid al mejor postor. Que subasten a Fernando Torres y lo envíen como si fuera una maleta a Liverpool. Que pongan a Adelardo a cambiar enchufes y cables. Que le hagan desaires a Gárate, ése que lleva esmoquin por la vida. Que no cuenten con los veteranos del Atleti. Que se pasen por el forro la cantera. Que no le renueven el abono a los socios que “son pesados” con la gestión de Cerezo.
Que nos quiten hasta las rayas de las camisetas. Que fichen a señores
que no saben quién carajo es Luiz Pereira… Que parte de su afición haya
quedado sólo para pitar a Raúl mientras el Madrid te pinta la cara en casa. Que otra parte de esa afición está tan harta de Costinhas y Pablos
que se ha quedado anestesiada. Que sólo una pequeña parte de la afición
exija títulos, buen juego y goles. Que sólo “X-1″ periodistas sean
capaces de salir a la palestra y denunciar tropelías. Que Imperioso eche cien entrenadores después de haber cubierto un par de yegüas suecas. Que el Atlético de Madrid venda menos que la cubertería del Madrid. Que al Kun Agüero se lo lleven (para que los otros se lo lleven si es que se lo llevan) este verano. Que llame Gil Marín para señalar qué periodistas le gustan más y qué periodistas le gustan menos.
Que se enfaden los periodistas que son amigos de los periodistas. Que
derrumben el Calderón. Que nos manden a jugar a Alcorcón. Que nos bajen a Segunda División.
Que hagan lo que les de la gana, pero que no cuenten conmigo.
Da igual. No hay problema. El que nunca caminará solo es el Atlético, no el Liverpool.
El que nunca tendrá miedo del frío, de la oscuridad ni de la tormenta,
ése es el Atlético. El que siempre jugará en el cielo, será el
Atlético. Su gente, la mayoría, no pone precio a su dignidad. Por eso
la conserva. Que Dios les bendiga.
[...En el quinientos seis y en el dos mil también...]