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domingo, septiembre 13, 2009
Caza abierta a Gil Marín (Por Antonio Sanz) el rincón de judas.
artículo publicado hoy en público Por Antonio Sanz
Sé que este artículo será tan popular como castigado -incluida mi persona- en los foros rojiblancos y entre determinados ‘colegas’ de profesión, permanentes opositores a todo lo que suene al apellido Gil, y algunos con más énfasis cuando la oración concluye en Marín. También advierto al lector que estas líneas están escritas, y enviadas, antes del Atleti-Racing y que, obvio, desconozco cómo ha juzgado la masa atlética los últimos acontecimientos que han sacudido al escudo y al Manzanares. Desde la pobre imagen ofrecida en Málaga, a la venta tan inesperada como acertada de Heitinga, pasando por los desafortunados pensamientos públicos del director deportivo -pese a lo que cae, cada mañana más sujeto y más firme al sillón que ocupa cuatro jornadas por semana- y la conclusa polémica carta abierta del dueño de la entidad, publicada en As. Por aquí, por la solicitud de un buen periodista, Javier Díaz, nacieron las reflexiones públicas de Miguel Ángel Gil. Era una carta sin truco. El consejero delegado estimó que era el momento de analizar los pormenores de por dónde camina el fútbol profesional, más allá de bucear en la pura actualidad anteriormente descrita. También le motivó salir a defender a Jesús García Pitarch. El ejecutivo valenciano, que cobra del Atleti por dirigir su línea deportiva, había ensuciado a la entidad pisando varios charcos en su comparecencia anual. El presidente Cerezo le respondió con varios revolcones referentes a su futuro y a la escasa liquidez que el orador relacionó con el club. Por todo ello, Gil Marín descartó enviar la misiva directamente a los accionistas y abonados y/o colgarla en la página web y sí complicarse la vida, como así ha ocurrido, con otros grupos editores. Por esto y por la eficaz propuesta periodística, cuya única intención era la de arrancar los pensamientos de quien dirige el Atleti, amaneció con truenos y rayos. La carta, tan racional como inocua en algunos de sus puntos, provocó una caza abierta contra un dirigente que cuenta con el derecho de expresarse. Vamos, que si calla es malo, pero si habla aún es peor. Miguel Ángel no es un personaje a quien gusten los focos de los medios. Influido por la sobre exposición a la que vivió sometido su padre en el último tercio de su vida, decidió, desde el principio, ocupar las bambalinas del escenario. Sus entrevistas son esporádicas y siempre concluye insatisfecho de las mismas. Esa timidez, que quienes le conocen de un café le apuntan a un cinismo mal entendido, le aleja de las gratuitas alabanzas periodísticas y le conducen a un anonimato tan deseado por él como ajusticiado es por los demás. Vencedor en las distancias cortas, heredó la sociedad anónima deportiva para imponer un talante de modernidad. Cierto que ha cometido errores, pero ya están otros para exponerlos. Lo que es seguro es que muchos le han esperado para confeccionar un falso traje con descalificaciones feroces. Estoy convencido de que cuando la afición, no los grupos opositores que año tras año van perdiendo fieles al colectivo o bien los atléticos que siempre levantan la voz en las tempestades, le muestre la puerta de salida no tendrá reparos en vender y marcharse. Sí, vender. No lo olviden, el sentimiento atlético es global, pero este Atleti es suyo.
El final de los GIL aunque se divisa lejos, cada día está un poco más cerca