Puerta Cero...O cero y puerta
vie oct 23 17:09
Dicen que Gil Marín da un paso al costado.
Un brindis al sol que sale a la luz después de que MAG haya contactado
con su Garganta Profunda y le haya filtrado que abandona la gestión
deportiva. Primero fue la Carta Abierta de marras y ahora, el enésimo
globo sonda. Gil Marín deja la gestión deportiva, pero se la deja a
Cerezo, cooperador necesario. Ante esta cortina de humo, perplejidad primero y preguntas después.
¿La gestión deportiva no era competencia de la Comisión Ejecutiva? ¿No
era que fichar y echar era cosa del "Pentágono"? Si Gil Marín era el
único que mandaba en la gestión deportiva y esa parcela le pertenecía
en exclusividad ¿A qué demonios se dedicaban su hermano Óscar, Cerezo,
Abásolo y Alonso? ¿Tenían voz y voto o eran simples floreros de la
dinastía Ming? La callada por respuesta, off course. Las tripas del
Gilifato perjuran que la nariz picassiana ya no será artífice de bajas
y altas, y que se muda a pastos más verdes. Con o sin brotes,
cualquiera sabe. Operación Peineta, relaciones institucionales y otros
asuntos, dicen. Resulta paradójico que MAG, de un día para otro,
abandone un cargo que siempre le ha estado vetado a Cerezo. Gil Marín
coge la tangente en lo deportivo, sí señor. Pero ¿por qué ahora? Hace sólo unas horas, La Gaceta de los Negocios
desvelaba que Gil Marín tenía una prima de 150.000 euros si el Atlético
jugaba la Europa League y otros 100.000 más en el caso de que la
plantilla se clasificase para la Champions. Es decir, tres veces más de
lo que cobró el Kun Agüero por meter el Atlético en
Europa. Normal que no hubiera dinero (sic) para fichar. Gil Marín dice
que lo deja, pero no dice por qué. ¿Seguirá cobrando primas si el
equipo se mete en Europa? ¿Quién manejaba las primas y cuanto se
cobraba? Si es veraz lo publicado en La Gaceta ¿es legímito y moral que
Gil Marín percibiera un solo euro de los éxitos del club? Si Gil Marín
ya no se ocupa de la parcela deportiva ¿ahora las primas las cobrará
Cerezo? Demasiadas preguntas, cero respuestas.
Gil Marín
echa balones fuera, gana tiempo y desvía la atención de la opinión
pública. Anuncia que se marcha, pero sigue en la sombra. Filtra su
renuncia, echa carnaza a los tiburones y se ahorra figurar en el primer
plano de la culpabilidad. Su huída hacia adelante no responde a un
ataque de dignidad, sino a un plan preconcebido. No sólo no se va y
sigue, sino que ahora le echa el muerto a Cerezo, desvía el tiro y pone de paraguas a Pitarch, echa a los tiburones a Abel y sale de rositas con la llegada de Quique Flores (sólo porque
Laudrup prefiere estar en la lista de espera del Villarreal y el Real
Madrid). De las sonrojantes primas de Gil Marín, de su sueldo como
gestor, de que llegara a percibir tres veces más que el Kun por jugar
la Champions, no escucharán ni leerán ustedes nada. Ni siquiera habrá lugar para las excusas de mal pagador. Antes Gil Marín, ahora, Cerezo. El mismo perro, pero con diferente collar. El viejo drama de siempre. Los entrenadores pasan, ellos se quedan. Los jugadores van y vienen, ellos se quedan. Ni una mala palabra, ni una buena acción.
Doblan las campanas por Abel - que no era el culpable pero tampoco la solución- y los jugadores tendrán que oler la misma "mierda" que se ha quedado en ese vestuario, según Sinama Pongolle (perdón, Sin Gol). El sheriff seguirá siendo García Pitarch,
cortesía Cerezo. Porque Pitarch, que no hablaba el mismo idioma de Abel
y llevaba meses sin hablar con su presidente, es una suerte de IKEA.
Primero, porque es un sueco que se hace el sueco. Segundo, porque tiene
a full el "stock" de lámparas, mesitas de noche, sofás y tresillos. A
Quique Flores - nuevo entrenador, es decir, nuevo "pagafantas"-, Suso
le dará una cordial bienvenida. A la República Independiente de su Casa. Es
el eterno discurso del Atlético SAD. Cambiar todo para que nada cambie.
Se va Gil Marín pero en el fondo se queda. Se aparta él para que Cerezo
tenga más espacio. El mismo perro pero con diferente collar. El Atlético es como el Titanic, que acaba de chocar contra el iceberg y se hunde de manera inexorable. El grito de guerra es "Sálvese quien pueda". Los cooperadores necesarios y los Consejeros Delegados, primero.
Pero es que el Titanic lleva dos décadas jugando con el hundimiento.
El Consejo Superior de Deportes dio luz verde al genocidio de las SAD.
La Justicia puso alfombra roja para que los delincuentes vieran su
delito prescrito. La clase política lavó los pies del Gilifato con agua
de rosas, y allí donde debía crecer la sospecha, floreció el compadreo.
Operaciones urbanísticas, zonas verdes, Peinetas y cuchipandas mil,
porque había quien tenía "una corazonada". La prensa Lewinsky,
lejos de pisar el huevo de la serpiente de Gil padre, dio calor a la
criatura. No interesaba hurgar en la deuda. Ni en la aniquilación del
club. Ni en el desaire a la afición. Una intervención judicial, un
descenso a Segunda, 300 millones de euros de deuda, ningún título en
trece años y 43 entrenadores después, el Atlético es el chiste fácil de
la profesión. La causa de los atléticos fue sobreseída, archivada e ignorada.
Quizá porque nadie quería hurgar en el cubo de la basura, no fuera a
ser que la basura acabara por salpicarle a su cuenta bancaria. Cual
chamarilero, el modelo Gil fabricó un crecepelo desde los micrófonos de
los altavoces mediáticos. Según ellos, habían salvado al Atlético de la
ruina. Y esa mentira, repetida mil veces, acabó por convertirse en una
verdad.
Allí donde debía haber periodismo denuncia nació la conciencia cómplice y la palmadita en la espalda de los ilegítimos dueños. La
causa de los atléticos fue sobreseída, el Atlético mutó en cortijo,
Imperioso puso y quitó entrenadores y los periódicos de hoy empezaron a
contar las mentiras de mañana. Fue entonces cuando la
parroquia colchonera, hastiada de nada contra corriente, dio de baja su
ilusión, se echó en manos de la mediocridad y decidió alzar la voz sólo
contra las cabezas de turco. Allá una pitada al Director Deportivo,
quizá una pañolada al entrenador, incluso una ola de cánticos contra
algunos futbolistas. Predicar en el desierto. Remar contra corriente.
Hablar de decencia mientras otros llenan el bolsillo. La penúltima para
la afición del Atlético explota hace sólo horas. Ahora se desayunan con
una pantomima de Gil Marín y otra de Cerezo. Con un perdón sin pedir
perdón de Pitarch, con el anunciado despido de Abel y el "no" de
Laudrup, que prefiere ser segundo plato del Madrid. De postre, el
aterrizaje forzoso de Quique Flores, al que cabe desear toda la suerte del mundo, porque la va a necesitar.
Con este panorama, la afición del Atlético ya no puede ni debe seguir
anestesiada. Si esta vez vuelve a "tragar" otra ración de mediocridad,
quizá acabe perdiendo su derecho a protestar. Porque entre Gil Marín,
Cerezo y la cortina de humo para vender periódicos, la afición vuelve a
su eterna encrucijada. O toma cartas en el asunto, o sigue anestesiada,
reducida a su papelón de los últimos tiempos: "Verlas venir, dejarlas pasar y, si te mean, decir que llueve".
Sólo hay dos caminos: Puerta Cero...O cero, y puerta. Al Atlético lo
están masacrando desde hace décadas. Lo están asesinando a sangre
fría.
Rubén Uría / Eurosport
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CUATRO DE COPAS: Miguel Ángel Gil Marín (Directivo primado).
La Gaceta de los Negocios desvela que Gil Marín tenía una prima de
150.000 euros si el Atlético jugaba la Europa League y otros 100.000
más en el caso de que la plantilla se clasificase para la Champions. Es decir, tres veces más de lo que cobró el Kun Agüero por meter el Atlético en Europa. ¿Quién decía que no había dinero para fichar?
EL CROMO: Cristian Vieri, Capo Canonieri.
Con más de 300 goles en las piernas y 36 castañas en el carné, el
corpachón de Vieri ha dicho basta. Cuelga las botas. El fútbol pierde a
una bestia del gol. Uno de los mejores de la última década. Sin
discusión. Nómada del gol, mercenario de tronío, Vieri siempre goleó
allá donde firmó. "Ellos pagan, yo marco". Vieri, que
le costó 3.000 "kilos" al Atlético, veía venir la pelota y soltaba un
estacazo. Pichichi con 24 estacazos en 24 partidos, para ser más
exactos. "¿Mi secreto? La veo venir y pongo la ‘gamba dura'. Después chuto sin mirar y el balón entra". Y entraban. Todos. Como meteoritos.
http://es.eurosport.yahoo.com/futbol/ruben-uria/article/4463/