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Escrito por: inako el 25 Ene 2010 - URL Permanente
EL ATLETI
El tiempo nos da perspectiva y si ya en vivo y en directo el verano
del Atleti parecía malo, ahora se ha confirmado que fue espantoso. Cada
decisión que tomaron entonces Pitarch y Miguel Ángel Gil, que aún
controlaba la parcela deportiva de manera activa, ha condicionado para
mal la temporada y ha obligado a buscar soluciones sobre la marcha,
siempre más arriesgadas y difíciles, con mucho tiempo y terreno ya
perdido. Un desmadre. Vamos punto por punto.
EL ENTRENADOR.
Una parte del Consejo, encabezado por Cerezo, no veía clara la
renovación de Abel. En los pocos meses que llevaba ya había tenido
enfrentamientos con media plantilla y había tomado decisiones
claramente dañinas, como aquella suplencia de Forlán en Oporto.
Futbolísticamente su Atleti no había mejorado al de Aguirre, pero
subido a la ola del uruguayo, que todo lo metía, el equipo entró en
Champions. Bien, misión cumplida. ¿Pero había demostrado lo suficiente
para darle el timón a largo plazo? Lo cierto es que no. Sin embargo, la
afición le quería por aquello de ser hombre de la casa, creyendo que
Guardiola es norma y no excepción. Así que el sector más populista del
Consejo le renovó y ya todo fue a peor con él. El vestuario no le
quería, le achacaba lejanía y que sólo hablaba con Forlán y, si no
tenía más remedio, Kun y Simao. Pitarch no le fichó lo que pidió. La
defensa adelantada que era la base de su sistema nunca funcionó y
perdió el control del equipo. Así que tocó buscar entrenador deprisa y
corriendo en un cásting público que sacó los colores al club porque
Laudrup y Spalletti prefirieron el paro al Manzanares. La tercera
opción, Quique, sí aceptó y ha arreglado algo la cosa. Pero es evidente
que mejor estaría todo si el mismo Quique, por ejemplo, hubiera cogido
el equipo en verano. Ahora le toca remar tan en contra de corriente que
hay serias posibilidades de que no logre seguir el curso que viene. Año
perdido, dos entrenadores quemados y vuelta a empezar. Fantástico.
LOS PORTEROS.
Leo Franco realiza una notable temporada, pero el club no hace mucho
esfuerzo por renovarle y se va al Galatasaray (se saldrá en la Europa
League, lo sabéis como yo). De Gea, con una carrera impecable hasta
entonces, llega de una temporada gris en el filial y eso le parece
suficiente a Pitarch para perderle la fe a los 18 años. Hay 9 millones
en total para fichar y se gastan 6 en Asenjo, el otro gran portero
joven de España, sólo un año mayor que De Gea. El canterano,
despechado, decide irse antes que ser el suplente de un compañero de
generación y el Atleti paga otros 1,2 millones en recomprar a Roberto.
De Gea y Pitarch no encuentran una salida que satisfaga a ambos y el
chico se queda de tercer portero. Como estas cosas pasan en el Atleti,
Asenjo se va al Sub-20, Roberto se lesiona y De Gea acaba jugando y
bien (aunque falló ante el Mallorca). Abel y Santi ya tontean con la
idea de sentar a Asenjo, pero Quique le devuelve la condición de
indiscutible. El ex del Valladolid, claramente nervioso por toda la
situación, cumple sin brillar mientras De Gea se sale en la Copa. El
Calderón toma partido: pitos a Asenjo y ovación a De Gea hasta cuando
saca de puerta. Quique escoge la vía popular y pone a De Gea en Getafe,
diciendo tras el partido, además, que será el titular al menos durante
los próximos 3 o 4 partidos. Así hunde a Asenjo y se queda sin
capacidad de retroceso si, esperemos que no, De Gea comete el próximo
día alguno de los errores graves propios del crecimiento. A Roberto se
le busca una salida en Zaragoza. Joel aprieta. Y si hacéis la cuenta,
son 7,2 millones gastados en porteros para que juegue el que ya estaba
en casa. ¿Tan difícil era renovar a Leo, subir a De Gea, demostrarle fe
al chaval, darle el relevo sin dramas y no cargarse a Asenjo y Roberto
mientras tanto? Por lo que se ve, sí.
LOS LATERALES.
Que el Atleti necesitaba laterales lo sabía hasta Pitarch, quiero
creer. Pero resulta que los que le gustan cuestan dinero y los que no
cuestan dinero no le gustan. Por ejemplo, los dos titulares habituales
del Valencia (tercero en la Liga, por cierto), Bruno y Mathieu,
llegaron libres, pero… Gratis prefiere a Juanito, que se está saliendo.
El director deportivo elige gastarse en el Lele Cabrera el millón y
medio que queda para fichar tras el desmadre de los porteros. En una
presentación kafkiana, el uruguayo insiste en que es central mientras
Pitarch se empeña en que le ha visto jugar de lateral izquierdo y que
para eso viene. Abel le coloca en la banda en el amistoso ante el
Arsenal y el desmantelamiento es tal que no ha vuelto a jugar y sólo ha
entrado en una convocatoria en toda la temporada. Ya con el mercado
español cerrado se vende a Heitinga y el Atleti afronta la temporada
con una defensa aún peor que el año anterior. Eso son palabras mayores,
como cuando piensas que Von Trier ya no puede hacer nada peor y te sale
con Anticristo, pura genialidad inversa la de Pitarch y Von Trier. Todo
esto obliga a que Ujfalusi y Domínguez, los dos mejores centrales de la
plantilla tengan que jugar muchos partidos como laterales. En enero,
Cerezo, que no sabe mucho de fútbol pero tiene ojos, empuja al ínclito
Pitarch a fichar laterales. Una vez más fracasa con Fanni y cuando
tiene a Molinaro (buen lateral defensivo, digan lo que digan los que
ven el fútbol en Youtube) hecho se le escurre de entre las manos. Al
menos, el desmadre nos permite ver 45 minutos más de Pernía cuando ya
pensábamos que ese impagable espectáculo había acabado para nosotros.
Una vez más, el Tano no decepciona.
EL DICHOSO CEREBRO.
Un verano más, el Atleti tiene como gran objetivo fichar un mediocentro
organizador. Un año más, acaba vendiendo la moto de que Raúl García,
Jurado y Cléber pueden cumplir esa función, mientras decide no quedarse
con Banega. Una vez más, el fracaso es estrepitoso. Una temporada más,
se acaba acordando de Tiago como solución de urgencia, sólo que esta
vez le trae y le bastan tres ratitos para demostrar que es más jugador
que el resto de centrocampistas de la plantilla. Por si alguien se lo
pregunta, Tiago estaba en el mercado este verano, como lo estuvo el
anterior, pero había que pagar y, claro, ese dinero tenían que
gastárselo en porteros.
SALVIO Y MAXI.
Pitarch, tras más viajes que Willy Fog, decide que el hombre es Salvio.
Se pasa todo el verano que si sí que si no y, para variar, es que no.
La razón: no hay dinero. ¿Os he comentado lo de los porteros? Mientras,
Maxi choca frontalmente con Abel, su rendimiento toca fondo y sólo le
resta un año de contrato. La Fiorentina y el Everton se interesan por
él con ofertas de unos 5 o 6 millones, justo el precio de Salvio. Sin
embargo, Gil Marín se niega a venderle porque cree en su resurrección
igual que yo creo que a partir de los 35 voy a empezar a cumplir años
hacia atrás. Maxi no aporta un pimiento y acaba marchándose gratis al
Liverpool cinco meses después. Entre medias, el Atleti le ha tenido que
pagar un par de millones de contrato, por lo que logra perder 7 u 8
millones en medio año por no vender a un jugador en verano que acaba
marchándose gratis y sin haber sumado nada entre medias. El porqué
Botín no tiene a Gil Marín y Pitarch entre sus asesores principales se
me escapa. En enero se ficha a Salvio por lo mismo que costaba en
julio, pero perdiendo mucho tiempo útil de adaptación y aprovechamiento
de sus virtudes. Además se le hace viajar a Madrid antes de que se
cierre el acuerdo con Lanús y se le tiene, en plena pretemporada para
él, casi una semana parado, viendo la tele en el hotel porque aún no
puede entrenarse con el Atleti. Y como rúbrica, no se le puede hacer
ficha inmediatamente porque hace falta una plaza de extracomunitario
que ocupan, redoble de tambores, Cabrera y Cléber, a los que no hay
manera de colocar. En serio, me mata que nadie haga un reality show con
este club.
LOS DELANTEROS.
A Sinama le bastó una temporada para dejar claro que no valía para
tercer delantero del Atleti. Diego Costa, Pacheco y Borja le superaron
en pretemporada y demostraron que podían cubrir ese puesto. Sinama era
colocable en Francia e Inglaterra por un dinero aceptable y muy
necesario para reforzar otras posiciones. Pitarch cedió a Diego y
Pacheco, mandó a Borja al filial condenando así a Ibra a la suplencia
en el Segunda B y se quedó con Sinama, su fichaje. ¿Alguien detecta
cierto rechazo a reconocer los errores propios? No, habladurías. Cada
minuto de juego de Sinama era un dolor de muelas. No me preguntéis
cómo, en el mayor atraco de la historia desde que Lendoiro le endosó al
Madrid a Flavio Conceiçao por 25 kilos, el Atleti le vende a Sinama al
Sporting por 6,5 millones que valen para fichar a Salvio. Seis meses
tardes, por supuesto.
CONCLUSIÓN: Son muy malos.