Tras
meses de negociaciones que no llegaron a ninguna parte, Leo Franco (San
Nicolás de los Arroyos, Argentina; 32 años) se despidió el pasado mayo
del Atlético llorando a lágrima viva. El portero encontró refugio en el
Galatasaray, turco, con el que esta noche regresa al estadio Calderón,
al que consideró y considera su casa.
Pregunta. Después de cinco años en el Atlético, ¿cómo se siente al otro lado de la trinchera?
Respuesta. Las vueltas que da la vida, ¿viste?
¿Para qué le voy a engañar? Cuando se conoció el sorteo, no me gustó.
Habría preferido ir por el otro lado del cuadro, pero es lo que hay...
Soy un profesional y es lo que toca, pero no me satisface por una
cuestión de sentimiento. No me agrada enfrentarme a un equipo al que le
tengo un cariño tan grande.
P. Y eso que no le renovó el contrato.
R. Siempre
miro hacia el futuro, hacia adelante. Estoy donde quería estar. Tuve un
pasado perfecto en el Atlético y me quedé muy satisfecho con mi
rendimiento. Nunca sabes lo que podría haber pasado, pero no hay que
darle vueltas. Simplemente, el Galatasaray hizo una oferta y la valoré
con mi familia. Tomamos la decisión porque queríamos experimentar.
P. ¿Le preocupa algún ex compañero especialmente?
R.
El Atlético tiene tres puntales, Kun, Forlán y Simo [Simão], que son la
esencia ofensiva del equipo. Habrá que tener una gran atención con
ellos. Por mucho que se haya dicho, Forlán es un jugador que te
garantiza de 20 a 25 goles por temporada con cualquier camiseta. En
todos los lados en los que ha estado ha tenido esos registros y no hay
ningún tipo de discusión. Es un engorro porque, al ser ambidiestro, te
puede salir por cualquier sitio con el mismo peligro. Como Agüero, que
también se mueve muy bien. Será difícil, aunque la vuelta es en nuestro
campo, el Ali Sami Yen, con una grada que hace que el cansancio no se
note.
P. ¿Como la del Calderón? ¿Qué recibimiento se espera?
R. Espero
que me traten como siempre. Profesionalmente, lo di todo por el club.
Aunque ahora llego con otra camiseta, es de otro país. Fue una de las
cosas en que más insistí: en caso de irme, que no fuera a otro club
español, ya que éramos un grupo muy bueno y dejé muchas amistades en el
vestuario. Di la vida por esta gente, por lo que imagino que en el
calentamiento me sentiré raro. Intentaré que sea una noche especial
antes y después, no durante el choque.
P. Durante años
transmitió una imagen un tanto fría, alejada de los focos, hasta que
rompió a llorar en el último partido del curso pasado, frente al
Almería.
R. Soy un sentimental. Sí, lloré porque era
consciente de que era mi último partido en el Calderón, mi última
oportunidad de jugar con el Atlético. Para mí, fue muy importante irme
con el objetivo cumplido de dejar al equipo en la Champions.
Cuando llegué al club, firmé con un interventor. Ver que tu trabajo ha
influido, aunque sea un poquito, en la evolución favorable del club...
Eso hizo que todos esos sentimientos afloraran. Era el final feliz,
perfecto. Todo terminó bien.
P. Parece que así le siguen las cosas. Ha pasado de un equipo que pelea por mantener una línea ascendente a uno de los clásicos de Europa.
R.
La principal virtud del Galatasaray es que posee un espíritu increíble.
Tiene más de cien años de historia y todo lo que juega debe ganarlo.
Estás obligado. Empezamos con seis victorias seguidas y, tras un
pequeño bache, no perdemos desde noviembre. Es algo que motiva a lo
bestia, máxime en un equipo que trabaja muchísimo: todos los jugadores
tienen una predisposición muy buena no sólo en los partidos, sino
también en los entrenamientos. Además, se nota en el ambiente que éste
es un trofeo al que se le tiene muchísimo cariño por la Copa de la UEFA
[su anterior denominación] de 2000 ante el Arsenal. A fin de cuentas,
somos el único equipo turco que ha ganado un torneo europeo.
P. Salvo usted y algún extranjero, podría decirse que, en vez de un club, son la selección de Turquía.
R. Así es, ché.
Los cuatro defensas son de la selección. También tenemos en el centro
del campo al jugador emblema del país, Arda Turan... Pero es lo lógico.
Es normal que el Galatasaray proporcione muchos jugadores a Türkiye.
¡Cuando está lesionado uno, el que sea, el suplente también va a la
selección! En ese sentido, estamos muy protegidos. Da mucha
tranquilidad. Pero estamos hablando mucho de la defensa cuando no somos
defensivos para nada. El mister, [Frank] Rijkaard,trata de imponer sus principios, un fútbol aseado como el que siempre ha practicado.
P. Quizá sea una paradoja que el Galatasaray dé tanta importancia al carácter y su entrenador sea alguien tan reposado.
R.
Es un técnico de fútbol puro. Está acostumbrado a ganar. Es lo único
que hizo tanto como jugador como ahora en su etapa en los banquillos.
Pero eso no quiere decir que vaya a tratar al vestuario a gritos. Al
contrario, tiene capacidad y mucha personalidad. Lo que pasa es que es
muy sencillo. Sólo le preocupa la parte futbolística. Lo simplifica
todo. Concede la prioridad a lo que es el juego. A todo lo demás, a lo
que rodea al fútbol, no le presta atención. ¡Así te evitas tantos
problemas! Aunque es algo tan básico, mirás por ahí y no lo
encuentras fácilmente. Por eso me parece increíble la facilidad que
Rijkaard tiene de solucionar las contrariedades que van surgiendo. Lo
hace de una manera tan sencilla que nos abruma a todos. Aunque con los
porteros no habla mucho, quiere que controlemos la pelota. Le interesa
que participemos en el juego.
P. Lo dice de tal manera que no le vendría mal al Atlético.
R.
Jugar en el Atlético es difícil. Dentro de los clubes españoles, debe
de ser de los más complicados. Da igual la posición, no me refiero a la
de arquero... No sé cuál es la causa, pero la camiseta del Atlético
pesa más que otras. Uno tiene que dar un poquito más.
P. Parece que Asenjo lo ha notado. El fichaje estrella del equipo está en "un proceso de limpieza mental", según Quique Flores.
R. No
lo creo. Asenjo va a marcar la Liga en los próximos años. El Atlético
tiene un buen presente y mejor futuro. Da lo mismo que él y De Gea, tan
tranquilo que captó mi atención en cuanto le vi, sean de la misma edad.
Los dos tendrán muchísima repercusión. Les veo muy capaces. Da lo mismo
que compartan generación. La solución no está necesariamente en que
haya uno más contrastado y otro que empieza a despuntar y que aprenda
de él. ¡Anda que no me enseñó cosas Coupet! De los mejores porteros que
he visto. Increíble, increíble... Y como persona, dos veces más grande.