Donde no hay cabeza, todo se vuelve rabo.
Centro del campo y defensa descabezados, sin dos gramos de sustancia gris entre todos. Y otra vez más, ha tenido que aparecer Forlán y levantar al equipo, secundado por el esfuerzo (que no el acierto) de Agüero y Assunçao, más la aparición mágica de Simao. Cuanto más locos y descabellados son los partidos, a falta de equipo y orden de cualquier tipo, tanto más probable es que ganemos. Porque tenemos loos que muypocos equipos tienen en esta paupérrima Liga.
El bombero pirómano.
Pirómanos a tutiplén. Pero hay dos que son auténticos incendiarios: el cuchufleto colombiano y el tan esforzado como inútil Pernía. Bien secundados, eso sí, por un Raúl García que, además de no dar una a derechas, vaya cómo ha peinado el balón en el 0-2. Y ya no quiero ser pesado con las jugadas de estrategia... Manguera de oro para Forlán, quien, por cierto, es una delicia verlo de cara a la puerta, pero un dolor observarlo matarse y trabajar abajo.
El referee.
Malo, malo, donde los haya. Pero lo de Perea es roja y lo Pernía, con adorno del inútil del Ivan Alonso incluido, es penalty. Lamentable el que le han hecho al Kun, delante de sus narices, y no ha pitado. Pero él no ha sido el culpable del 0-2 al descanso. Sí, en cambio, de que se haya desatado la corjina en la grada y sobre el césped. Inestimable ayuda la suya, pues.
Tarde pálpitos.
No os lo vais a creer, pero ayer tuve dos. Cuando me senté frente a la tele a ver la última media hora de los culés y los vi de adorno subido, le dije a mi mujer: estos la cagan, que es muy propio de ellos. Cuando en el descanso me fui a cenar, le dije a mi hija: creo que vamos a ganar este partido. Sos ojos se abrieron e hicieron más grnades que el plato que tenía delante. El ambiente que palpaba en el descanso y lo que le vi al Español...