El Wanda Metropolitano es un gran campo, sin duda. Sin embargo, en la
primera impresión del sábado no lo vi idóneo para una afición encendida
como la del Atlético. Se trata de un estadio moderno, pero no resulta
adecuado para estremecer al rival desde la grada.
Mi mayor
sorpresa fue que en la zona alta de la Peineta casi no se escuchaba a
los aficionados del Frente Atlético. Desconozco si el ambiente en la
zona de la grada baja era mejor, pero no estoy seguro de que la acústica
vaya a ser como la del Calderón. Al menos en el debut me quedé
desilusionado.
Además, al jugarse de noche y con este sistema de
iluminación al estilo de los pabellones de la NBA, las gradas quedaban
demasiado oscuras y no se veía la atmósfera de bufandas y banderas
ondeando al aire como en el Manzanares.
Todo el mundo sabe que en
la grada de animación, donde se sitúa el Frente Atlético, los
aficionados se ponen de pie sobre los asientos. Eso supone que desde las
primeras filas de la grada intermedia del fondo sur no se pueda ver el
juego del área más cercana. Muchos aficionados se mostraban muy
enfadados tras la victoria ante el Málaga. La solución ahora es difícil,
aunque el problema se habría arreglado con un diseño distinto de las
gradas intermedias, con más inclinación y no tan alejada de los fondos.
Ya hay muchos seguidores que han pedido el cambio de asiento.
Llevan
semanas diciendo desde el Atlético que estaba todo vendido, pero el
sábado no sólo había huecos en las zonas VIP. Se podían ver muchas zonas
vacías, en especial en el Frente Atlético, cuyos aficionados se juntan
en el fondo sur y ocupan las escaleras dejando huecos en las dos
esquinas. Dentro del campo, las mujeres tuvieron que esperar hasta 20
minutos para acceder a los baños. Y en la grada alta sólo había un aseo
para seis sectores.
Era un sábado y la salida se convirtió en una
ratonera hacia la M-40 y San Blas. Y para acceder al Metro hubo que
echarle paciencia y muchos minutos de espera antes de volver a casa.
Tampoco sé dónde estaban los puestos de bufandas y de venta callejera
tan característicos del Calderón, que daban a los alrededores un sabor
especial.
Aún habría muchos peros que poner al estreno: el
animador que interrumpía a los aficionados, el pago de 300 euros por un
abono en un suelo público para aparcar toda la temporada, ni un solo
contenedor para tirar la basura, una sola barra (había cuatro cerradas)
para comprar agua y las bajantes colapsadas en el sector 425 donde caía
un torrente de pis.
Sin duda que hay muchas cosas excelentes,
pero la sensación es que tenemos un gran escenario pensado para la
comodidad y no para la intimidación al rival. Con una grada media mal
diseñada y con muchos defectos por pulir (incomprensible lo de las dos
columnas en un estadio del siglo XXI) la mayoría de los aficionados, con
todo, se muestran muy satisfechos con el proyecto. Hay que mejorar
muchas cosas y adaptarse a esta nueva etapa. El cambio de campo no
gustó, pero es hora de crecer y seguir unidos. En las gradas reside el
mejor activo del club: su afición. Esperemos que desde los despachos
empiecen a estar a la altura de unos seguidores a los que nunca suelen
escuchar.
Un saludín.