Yo la verdad es que soy de los que nada más que va a esa apestosa cuadra a ver ganar finales al Aleti (es una promesa que tengo conmigo mismo, bueno, y cuando nos desplazamos aquel partido con el Celta porque el Calderón estaba en obras, que también ganamos, es decir, sólo he visto victorias en ese campo).
Ya he estado en unas cuantas pero desde la última que les ganamos no había vuelto. El campo me pareció una porquería, la verdad. Y no es porque sea la cuadra, es porque me parece que si este país fuera serio, no sé las gradas bajas (en las últimas finales estuve en grada baja siempre con el foco de animación, pero han pasado muchos años), pero este año al irnos arriba, estuve arriba. Sinceramente creo que, como digo, en un país serio, no pasaría ningún control de seguridad medianamente riguroso. En caso de necesitar una evacuación de emergencia es una ratonera, con unas gradas verticales de escalones más que peligrosos y para-avalanchas que dejan bastante que desear para esa altura.
Y ya en frío, y al margen de la alegría: VERGONZOSA ORGANIZACIÓN Y SEGURIDAD DEL PARTIDO. De nuevo se volvió a demostrar que hay dos estatus en esta ciudad y que el nuestro, como siempre es de prioridad baja, siendo generoso. Primero no se corta la Castellana. Segundo, parece que habían cortado el lateral, pero no, de repente te desvian y te enlatan en la paralela, por Dr. Fleming, cerrando salidas pero creando una sartén de tres pares de cojones. Era inseguro, cualquier tonto la podía haber montado: un objeto que vuela por allí, una bengala que vuela por allá, una carrera y la que se hubiera liado es pequeña. Por suerte no pasó. Pero es que lo cachondo es que era más inseguro para los ACAB que para los aficionados, porque eran cuatro gatos (sé con certeza que tenían unidades preparadas para entrar en acción en las calles aledañas), pero si se monta, los pocos efectivos que tenían dentro de la sartén, hasta que hubieran entrado las unidades de fuera, lo hubieran pasado muy malamente. El jefe de dispositivo se cubrió de gloria, no ya sólo por la humillación a la que nos sometió, sino porque sus propios números le podrían dar las gracias por la emboscada en la que los metió.
Sé que para ellos "semos" ultras, que "semos" mala gente y que nos ven como delincuentes, no como ciudadanos, pero es que había de todo, niños, chavalas, algunas personas mayores. Que no era un corteo de 100 en una ciudad a montarla, que era la entrada principal del grupo más numeroso de aficionados de la afición contraria a una final, y que muchos de ellos no eran ultras, la mayoría, ni nada parecido. Pero, aplico modo cliché y venga, a dar por culo y que se jodan.
Luego ya la entrada era para denunciarla, al menos la entrada a la grada joven. Torre C. Cordón de ACAB en dos líneas, más vallas en la zona interior y un embudo increíble propiciado por un cordón previo a la puerta, que se abría para dejar pasar a un par de docenas de aficionados cada x minutos (los que tardaban en cachear). Ganado apiñado, empujones, mareos, sacando a niños por el lateral. VERGONZOSO. Yo me defiendo bien en esos casos y soy grande, y he estado en muchas, pero hubo algún momento de ¿pero esto qué es? No voy a decir que rozando alguna de las famosas tragedias del fútbol, pero bordeándolo peligrosamente. De hecho al conseguir pasar sentí alivio, lo reconozco. Porque además sospechaba que a medida que se acercara la hora de comienzo del partido, con los nervios, la cosa iría a más. Los ACAB, tan simpáticos como siempre, sin prestar ningún interés, ni ayuda. Es intolerable. ¿Y éstos quieren organizar unos juegos? Le mandaría al Comité alguna que otra grabación de lo que fue eso.
Luego, como anécdota personal, estuve casi cinco minutos (pero de reloj) discutiendo con un tipo (seguridad) en la entrada que me decía que dónde estaba mi casco (de la moto). No tengo moto y el tipo se debió pensar por la chupa y las pintas que era motero, o no sé, es lo único que se me ocurre, pero insistía que le diera el casco. Y yo: que no tengo casco, ni moto, ni nada. Y el tipo cacheándome, pero al centímetro buscando el casco (incluso dentro de los bolsillos). No sé donde cojones pensaba que lo podría llevar escondido. Y venga con el casco, y yo venga que no tengo casco. Hasta que se acerca un madero y pregunta que qué pasa (estábamos haciendo ya un tapón importante) y va el tipo y le dice que es que no le quiero dar el casco de la moto. Y el madero me mira y dice: ¿Pero tienes casco? (tan alucinado como yo, porque era evidente que no llevaba casco), y yo, por enésima vez que no tengo casco. Y ya me dejó que tirara. En fin, el nivel cerebral de algunos tipos que en teoría velan por nuestra seguridad es para no creérselo.