Cheli: ¿tu mensaje está archivado en Quaresma por algo? ¿En referencia a Neymar, quizás?
Por cierto, si hay algún aficionado al boxeo, le animo a que haga una
crónica boxística. Que hable de un aspirante algo hosco y determinado
frente al campeón mediático, el favorito de todos. De las apuestas y el
público volcados con el pez gordo. De los primeros asaltos y cómo el
campeón pasa de la sorpresa por la resistencia presentada a la
indignación. Y de ahí al miedo, incluso cierto histerismo, porque ese
tipo flaco, todo tendones, se empeña en no caer. De cómo el aspirante se
defiende la mayor parte del tiempo, pero lanza contras que a punto
están de noquear al gigantón de calzón hortera. Caen los asaltos y el
árbitro permite al campeón jugar sucio: golpes bajos, cuando los están
separando, tras sonar la campana. Pero el aspirante aguanta, todo lo que
le echen. Una sola vez besó la lona, pero se levantó en mitad de la
cuenta. Llega el asalto número doce, y el ambiente es una caldera, los
aficionados rugen, y el campeón lanza una lluvia de golpes, con el
árbitro dejando hacer. Pero el tipo no cae, y suena la campana. Pese a
que los mejores golpes los dio el aspirante, la victoria a los puntos va
para el campeón. Sus partidarios gritan con falsa euforia, porque en el
fondo saben que la victoria es amarga. Porque no consiguieron doblegar a
un rival al que pensaban aplastar -en los últimos años han machacado a
muchos como él-. Y un hombre solo solo se marcha, magullado, con cierta
decepción y mucha rabia, mientras sus acérrimos sienten fuego en el
pecho, y no saben si es dolor en parte o solamente orgullo.
Se podría titular "El equipo que no se dejó derribar".