chele:

Nexus 6:

eduguada:

 Al hilo del asunto este del césped secado, seco o no regado, como fuere, y que Luis Enrique, sorpresivamente, decidió adelantar a Sergi Roberto y dejar atrás solo 3 jugadores en esa línea, quizás intuyendo que no habría balones rápidos a la espalda de esos tres defensas, es cuando empezamos a perder el partido, porque ese cambio táctico, sorpresivo para todos, hizo que nos ganaran el medio campo y que Gabi, Koke y Saúl se agotaran antes de la cuenta. Lo que vino despues lo vimos todos.

Puede ser que sea cierto que el planteamiento de Luis Enrique -en lo que tiene que ver con la salida de balón- sorprendiese a Simeone, pero no creo que la solución de aquél fuese más eficiente que la variante que habitualmente utiliza el Barcelona. Básicamente Luis Enrique fija a Busquets en el pivote y limita su movilidad y presencia cerca (o entre) los centrales para así evitar que el "Aleti" le ahogase con una presión más avanzada (como pasó en la vuelta de Copa, en la que Saúl, desde el "seis", se iba a buscar al "cinco" blaugrana entre centrales y pasaba a ser parte de esa primera línea de presión "alética"). Lanza una moneda al aire el asturiano el domingo fiándolo todo a Piqué y Umtiti (y dejando anclado a Mathieu en la izquierda, entre otras razones, para tapar cualquier posible incursión a la contra del perfil más lógico por la velocidad de Gameiro). No le hace sufrir para nada al "Aleti" esta disposición en la primera mitad y, de hecho, va elevando la presión a medida que los centrales barcelonistas no encuentran su lugar en el partido. La salida de balón del Barça es plana -desactivado Busquets y desubicado Iniesta-. Solo genera peligro el Barça cuando supera estas líneas de presión rojiblancas de aquella manera y el balón cae en tres cuartos en los pies de Neymar y Messi. El controlado trabajo de nuestra primera línea les sirve a Griezmann y Gameiro para no sufrir de más y sacar las vergüenzas a un Barcelona irreconocible con la pelota. Después, lo ya mirado, un "Aleti" que deja escapar esas fases en las que debió matar al Barça, un Barcelona capaz de -con nada- hacer que Oblak tenga que hacer tres paradas de mérito en esos primeros 45 minutos (lo que evidencia la fragilidad defensiva actual del Atlético) y un partido que acaba como acaba. Como podía haberlo hecho a la inversa o como podía no haber pasado nada, que en realidad fue lo que aconteció durante los 90 minutos, más allá del resultado final. En definitiva, los más desconocidos Barcelona y Atlético de los últimos cinco años.

Dejáis fuera una variante. Y es que con esa disposición, un robo de balón en la salida de los farsante es letal para esa línea de tres. Pero Mateu se encargó de desactivarlo puesto que cada vez que había una recuperación pitaba falta sí o sí. Hasta en 29 ocasiones. Así es imposible.