La alegría vuelve al Sánchez Pizjuán GABRIEL MORALES (elmundo.es) MADRID.- Quince minutos, no más. Ése fue el tiempo que tardó en derrumbarse el castillo con cimientos de barro que, con la guardia de Luccin, Costinha y Maniche en el centro, pretendía conquistar Sevilla. Pero el músculo se hizo mantequilla...