Bueno, pues la diezmada sección norte salió victoriosa de San Mamés, aunque con un regusto amargo, por lo que podéis suponer: la baja del Kun es la peor noticia posible para este equipo, que depende de él muchísimo, y más en el buen estado de forma en que se encontraba; de hecho, ayer se despachó un partido de sombrerazo, hasta que el puñetero levantapiedras ese de los cojones lo envió a la caseta.
Del partido, en lo futbolístico, poco que contar, me parece. Regularcito primer tiempo y bastante buen segundo, que debió quedar decidido en la jugada clave del penaty no pitado y la expulsión escandalosamente no sancionada. Lamentable la forma en que se rajó Undiano, al que he defendido siempre, incluso en el reciente Mundial, pero al que, tras lo de ayer, incluyo ya en mi lista negra de árbitros cagones. El equipo tuvo muy poco fútbol en el centro del campo, durándole demasiado poco la pelota, aunque los de arriba y (¡al fin, coño!) la defensa estuvieron en una estupenda línea. Bueno, todos menos uno: el tal Costa. Lo siento, pero este tipo es de esos a los que cojo ojeriza con una sola actuación. Parecía un Cantinflas recrecido por el campo, con ese galope tan lento que no llega ni a trote, y encima aquel contragolpe tan claro que, por acojono evidente, frustra lastimosamente yéndose al córner a no sé qué exactamente.
Del ambiente, mucho, como casi siempre que he viajado a San Mamés. Estos, además, se calientan con poco, porque tiene tanta hambre y son tan poco exigentes. Lo curioso es que se pasaron el partido más protestando que animando. Y su actitud cuando el Kun fue retirado en camilla, sencillamente vomitiva. Para mí, han perdido los pocos puntos que les quedaban en mi cartilla de simpatías.
¿Anécdotas? Sólo una: la salida de Bilbao, bien avanzadas las 12; fue un continuo sobresalto. Hasta que salí a la altura de la desviación a Santurce, a punto estuve de pegármela dos veces, por sendas invasiones de carril de otros vehículos conducidos por no sé muy bien quién, pues muy humanas no fueron las maniobras. ¡La *** que los parió! Entre lo que hicieron y lo caliente que salía con lo del Kun, debieron oír los bocinazos en Las Arenas y las luces verlas en Portugalete.
Por cierto, a ver si alguien se digna en reclamar protección para los cracks que no se integran en el duopolio. Porque aquí parece que sólo tiene derecho a vivir los discípulos de Mr. Mou (¡ese portugués, qué hp es!) y del Oráculo de Les Corts.