Llevamos meses escuchando y leyendo que el Real Madrid quiere fichar a Sergio Agüero.
No ha habido portada de diario deportivo en las últimas semanas que no
anunciara la inminente llegada del delantero argentino al equipo blanco.
A su debido tiempo escribí en Sportyou que Agüero no sería madridista y que el delantero que se va a fichar, porque es el que quiere Mourinho, se llama Adebayor.
Van pasando los días y, aunque todavía queda un mes para el cierre del
mercado, la gente empieza a darse cuenta de que lo Agüero ha sido un
globo sonda hinchado por el entorno del propio jugador (agentes, padre y
él mismo) y por el Atlético de Madrid.
El Real Madrid ha sido indecentemente utilizado por Agüero y por el
Atlético de Madrid para justificar ante sus aficionados lo que es un
hecho inevitable: que el argentino, como tantas otras estrellas
rojiblancas de los últimos años, no va a seguir jugando a orillas del
Manzanares. Primero, porque él no quiere, por cuestiones puramente
deportivas (ningún buen futbolista se resigna a no estar en condiciones
de pelear por los títulos). Segundo, porque el club de los Gil está
como loco por hacer negocio con Agüero, exactamente igual que ha hecho
con todos los jugadores destacados que han pasado por sus filas de un
tiempo a esta parte.
En realidad, el Atlético de Madrid ya utilizó indecentemente al Real
Madrid el pasado mes de enero, cuando, por boca de su máximo accionista,
Miguel Ángel Gil, pregonó a los cuatro vientos que
desde el Bernabéu había llegado una oferta sustanciosa por Agüero. El
Real Madrid debió de desmentirlo entonces, pero se conformó con
telefonear a Gil y decirle: “Dejad de utilizarnos de una vez”.
Lejos de hacer caso a la petición, el Atlético de Madrid ha seguido
en la misma línea. Incluso, ha ido un poco más lejos, anunciando que
nunca venderá a ningún jugador al Real Madrid. La política de buena
vecindad y no agresión que emplea Florentino Pérez no siempre es
positiva. Estamos ante uno de esos casos: Gil va a sacar por Agüero más
de lo que habría sacado en circunstancias normales y, además, va a
quedar ante su afición como un héroe por no haber vendido al ídolo de la
parroquia rojiblanca al eterno rival.
No se engañen: Agüero no vestirá la camiseta blanca porque el Real
Madrid jamás ha tenido la más mínima intención de que lo hiciera. Su
llegada habría supuesto prescindir de Benzema o de Higuaín,
dos jugadores en los que se tiene fe ciega. Y, además, prescindir de
uno de ellos malvendiéndolo. En el fútbol no queda lugar para la ética,
pero sería bueno que alguien pidiera disculpas al Real Madrid por haber
tomado tantas veces su nombre en vano.