Chinasky:

Ahora que lo has puesto, sí, es cierto, ahí empecé a seguirle la pista, pero luego creo recordar que lo recomendó Hele. El caso es que el libro está de p.uta madre.

Chinasky. Tan bueno como el poder del perro, el Invierno de Frankie Machine, de Winslow también. Cátalo cuando puedas, que te va a molar.

Meses después sigo con Canción de Hielo y Fuego (tormenta de espadas) un poco harta ya, pero no puedo dejarlo.

Por cierto, hoy es el lanzamiento de "El temor de un hombre sabio" la segunda parte de "El nombre del viento", la trilogía de Patrick Rothfuss.

Yo, gracias a mi encanto personal y mis contactos tengo el libro desde hace ya unos días y la verdad es que lo esperaba con ganas. El primero me gustó mucho y es de lo mejor que se puede leer hoy en día en género fantástico con olores a Tierra Media, aunque los libros de Rothfuss son menos épicos pero más dinámicos, con muchas mini historias y cuentos dentro de la historia principal e incluso a veces dentro de los propios cuentos. Se inspira, bebe de la fuente, de ésta y de otras, pero no plagia ni intenta imitar, aunque son evidentes y casi inevitables las referencias, pero creo que en este caso su conocimiento del género hace que Rothfuss se mueva sabiendo lo que el lector de este tipo de libros espera de ellos y lo aprovecha como una baza a favor del libro, los personajes y la historia. El personaje principal Kvothe es un personaje sólido y muy bien conseguido, rodeado de buenos secundarios bastante bien construidos también.  La recreación del mundo que pone al servicio de la historia muy bien trabajada y con mucho lujo de detalles y la imprescindible mitología que debe rodear a un libro de este género es rica y bien trabajada, con ciertas influencias pero también con  novedades y aportaciones con respecto a otros universos de género. En cierto modo, a la hora de crear universos, me recuerda a mi admirado Gaiman, bebiendo de todos los sitios pero construyendo un universo propio. También hay ciertas reminiscencias dickensianas bien trabajadas, desde un punto de vista siempre bastante crudo y dejando que los personajes discurran por donde deban discurrir, sin forzarles a la lágrima o al happy-happy que es algo que me suele molestar sobremanera. Muy recomendable.

La segunda parte promete tanto o más que la primera. Por lo que llevo, seguramente es más profunda que la primera, y se le nota que ha podido reposar su primera novela, perdiendo algo de la alegre frescura de cualquier primera obra, pero ganando en madurez y reposo de pluma. Imprescindible para frikies del género, como es mi caso, pero muy recomendable también para el gran público no aficionado.

Hace unos días he terminado de leer "Ulises", cuyos mejores pasajes están a la altura de lo mejor que haya leído en mi vida. Es un libro de un realismo y de una poesía purísimos -donde el aire, ya, corta-. El ser humano está lleno de obsesiones, de debilidades, de miedos, de incertidumbres y de sueños y en este libro aparecen en marcha. Es el libro de la fragilidad humana. Se ha hablado mucho de la utilización de la técnica llamada "corriente de conciencia" pero la conciencia no cursa así, con frases pulidas y deambulantes, sino con imágenes, con evocaciones como alfilerazos, con palabras, con sensaciones inaferrables. Lo que se llama corriente de conciencia no es más que la literaturización de esas formas de la fragilidad, que en este caso produce un número considerable de páginas salvajes y portentosas. Aproximadamente un quinto del libro es ininteligible. Otro quinto, o quizá más, soezmente aburrido. Pero el resto queda en ti marcado a fuego. Porque te pensabas ennoblecido por tus angustias, tus esperanzas y tus decepciones y, de pronto, te ves ahí, perfectamente reconocible en un sinfín de pequeñeces continuas sobre las que el autor aplica la única mirada inteligente: la mirada del humor, no piadosa pero tampoco sardónica. "Ulises" es un libro cómico. Bloom es el mañero Ulises, que se las ha con el mar -con la vida de un día tal como pudiera serlo hoy mismo- y retorna, tras una travesía sin gloria, a Ítaca, que es su casa, y a su mujer, que es más concretamente el culo de su mujer. Ninguno de los hombres que haya en esta sala dejará de comprenderme si digo que para nosotros el culo de la mujer es el lugar donde el dolor se calma; el lugar del origen.     

Yo que soy de cocinar, el culo siempre lo he asociado más con el amasar, una buena masa, para empanada, por ejemplo, que con el origen. Yo veo más lo prohibido y la fusión tácitamente licitada* con lo prohibido y, tras el consentimiento, amasar y amasar la masa que luego ha de llegar al horno.

Pero no me haga usted mucho caso que es bien sabio que yo soy de natural un pervertido.

Por el origen siempre me voy a las raíces de un árbol, un árbol enorme. A veces un altivo pino, a veces un orgulloso alcornoque, otras un lánguido ciprés y otras tantas un sauce, llorón, pero de los que lo hacen para adentro, para retomar nuevamente el orgulloso pino.

*(Iba a decir lícita, pero no, ha de ser licitada, aunque el intercambio no tenga que ser comercial o basado en el dinero, pero siempre tiene que haber oferta, y demanda)

 No sé si son las cervezas pero no os entiendo nada.

Nachinsky, al final he cedido y he pillado el Kindle. Dónde veo vuestro catálogo?

-fernando-:

hombres que haya en esta sala dejará de comprenderme si digo que para nosotros el culo de la mujer es el lugar donde el dolor se calma; el lugar del origen.     

los hombres a lo mejor, yo la metáfora de culo y analgésico no la acabo de pillar, pero me parece guay, eh? Bueno, mejor borro lo que había escrito. Helena cállate.

Amasa y amasa y amasa amante maná mansamente y más nada más nada más nada.

Ya ves, Helena, que Chinasky, mientras hacía una empanada, lo ha pillado sin inmutarse. No hay asomo de metáfora en mis palabras. Pero si tú dices que callas las tuyas nunca sabremos si descendían -amorosa, maternalmente- a nuestra insuficiencia o, por el contrario, se alzaban a las aladas e inconmensurables cotas de -pongamos- la sensibilidad feminista. 

-fernando-:

Ya ves, Helena, que Chinasky, mientras hacía una empanada, lo ha pillado sin inmutarse. No hay asomo de metáfora en mis palabras. Pero si tú dices que callas las tuyas nunca sabremos si descendían -amorosa, maternalmente- a nuestra insuficiencia o, por el contrario, se alzaban a las aladas e inconmensurables cotas de -pongamos- la sensibilidad feminista. 

Que no Fernando que no te líes que yo soy de barrio. El culo como destino en lugar de como origen no queda muy de sensibilidad feminista, no?

Las mujeres -incluso las de barrio, tan literarias- sois fervientes desacralizadoras de vuestro cuerpo. Aunque con él -con el coño, decía Flaubert- confundáis el amor. Pero es que el amor no tiene nada sagrado para vosotras, cosa que yo os agradezco. Se ha hecho tanta literatura con eso. Tanto más dañina e irreal cuanto mejor era. De todas formas, yo albergaba la esperanza de alguna razón tuya. No descartaba incluso alguna pasión. Pero sigues como obstinándote en tu silencio, sin decir una sola palabra, en lo cual, me temo, coincides con la mayoría de tus congéneres. Eres toda una mujer, Helena, pero yo -y creo que nuestros contertulios también- esperaba, quizás, un poquito menos.  

Ya que doña Hele no le entra al trapo. Aprovecho para que me apunte a mi y a estos paisanos de Boys a la tesis de Chinasky.

Un saludín.

Excelente, pasaba. Veamos cuánto calla Helena ante esta canción (y ese silencio, que ella disfraza de autocensura, confieso que empieza a enternecerme). Menciona los pechos, los labios y los huesos pero todos sabemos que en este caso sí que no se trata sino de metáforas.

Que no oiga, que no confunda el silencio de la que no tiene nada que decir con la autocensura o el misterio. También podría mirar en google y dedicarle tres cuartos de hora a contestarle algo lo suficientemente enigmático para que a su vez lo buscase en google y entrásemos en un bucle nonsense, pero lo bueno de ser chica en este foro, es que a diferencia de ustedes, no tengo que medírmela con nadie.

Empezando la Montaña Mágica. Besitos.