Como jugador de área (y no sólo como rematador) es el mejor que yo he visto jamás en el Atleti (desde 1.966). De esos a quienes no se puede frenar por haber estudiado sus movimientos o su forma de juego. Es una cosa ya de instinto, de carácter, de salirse fuera de sí en determinados momentos. Del gol de hoy diríamos que reúne no sé qué virtudes si de verdad pensáramos que sólo por el hecho de enunciarlas pudiera quedar explicado. Pero no es así. Mientras le dure la salud y la ambición será absolutamente imparable.
Las declaraciones de los máximos accionistas con respecto a la posibilidad de traspasarle parecen demasiado obvias, demasiado apresuradas y gratuitas como para que pensemos que se trata de una intención verdadera y no, más bien, de una argucia para granjearse cierto crédito por parte de las autoridades fiscales. Pero si no fuera así y respondiesen únicamente a su voluntad de "ponerle en el mercado", y de hacerlo además de manera voraz e inequívoca, reconfortando su conciencia mediante el fingimiento de una situación económica insostenible -como putas que antes del polvo necesitasen mostrarle al cliente las fotos de sus niños-, cuando en realidad, habiéndose gastado lo que se gastaron en él hace apenas un año, la primera medida que debieran adoptar para que esa situación mejorase es precisamente conservarle, entonces cómo iban a negar -y al primero de todos al propio entrenador- que este club sea otra cosa que un burdel de lujo y él -el entrenador-, la madame que enseña a las pupilas, acondiciona los catres y urde los encuentros.