Paisaje.
Simeone se ha desvelado un maestro en muchas facetas. Motivando a los nuestros, logrando que se centren en el partido a partido. Diseñando una roca, sacando petróleo de futbolistas a los que otros desdeñaban. Reenganchando a la afición, recuperando nuestra historia, las señas de identidad de esta institución. Devolviéndonos nuestro orgullo. Pero si tuviera que destacar una por encima del resto, escogería la narrativa.
Porque el Cholo logró quebrar el marco mental en el que los voceros, con la inestimable ayuda de los golfos, nos habían encerrado. 'El esfuerzo no se negocia', El equipo del pueblo', 'No consuman', 'A columnas', 'Nunca dejes de creer' no eran simples slogans, eran guiños a todos y cada uno de nosotros, dardos que lograban romper una y otra vez el monopolio mediático.
En sus primeras temporadas el efecto sorpresa resultó decisivo: esos voceros pensaban que aquello era flor de un día. Mientras la consolidación del Atleti entre los 16 mejores de Europa ha coincidido con el reinado de Florentino en Champions y el de Messi en las competiciones nacionales, lo han sobrellevado razonablemente bien, pero ya las dos últimas temporadas, conforme se han percatado de la inexorable decadencia de sus respectivos proyectos, le han puesto una cruz al Cholo como el rival a batir. Están dispuestos a hacer lo que sea por desacreditarle ante nuestros ojos, por desgastarle, por separar nuestros destinos.
Esta liga tendrá un campeón, y ojalá sea el Atleti. Pero lo que esta temporada asistimos, como gran novedad, es a un duelo por la supremacía en las competiciones nacionales durante los próximos dos, incluso tres años, mientras el mercado continúe sufriendo los efectos de la crisis, y los sueldos prepandemia hipotequen la capacidad de maniobra de los equipos. Aquellos proyectos a los que la narrativa marque esta temporada como fracasos afrontarán la próxima en franca desventaja. Por eso Roncero reclama para los suyos el tratamiento de héroes, pase lo que pase, y pasa de puntillas por el handicap que supondría para los suyos la probable marcha de Zidane, ahora mismo clave para ellos. Un golpe todavía más doloroso si terminan la actual temporada sin levantar ningún trofeo.
Paisaje.
'El primer día, Luis se presentó en el vestuario con una cartera en la mano. Nos sorprendió que nos hablara a todos de usted, a gente que como Adelardo había estado con él de jugador durante 13 temporadas, Gárate, nueve, yo ocho. Enseguida lo entendimos: "Hasta ahora he sido vuestro compañero, ahora soy vuestro jefe".'