No puedo hablar. Gracias a la vida por ser del Atleti. Es mi afecto más antiguo y más fuerte. Quiero al Atleti, y no más en estos momentos que en otros, pero hoy soy feliz.
Simeone lo sintió, lo planificó, lo transmitió, lo trabajó en silencio (a voces), con paciencia,... y el destino le ayudó; desde hace semanas el desprecio inicial del contrario escupía al destino, y este, harto de cumplir con las probabilidades y las estadísticas, empezaba a decidir que también es ley de alta probabilidad el que la vida siempre mete el pecho al que lo saca. Y mientras nosotros trabajábamos en prevalecer psicológicamente ante gestores malos, apropiaciones indebidas, falta de presupuesto, falta de jugadores, falta de calidad y exceso de carácter y fé, otros se acunaban en el predeterminismo de 14 años, en su supuesta elegancia, sus valores comprados, sus trajes, su engolamiento y su estupidez estructural, más que nunca representados por los soliloquios vanidosos e irreales de su entrenador y algunos de sus jugadores, a los que debemos desear una larga trayectoria en ese equipo. Nuestro entrenador sale vistiendo de oscuro, bien peinado y saluda; luego juega un partido durísimo con la ayuda de un Mono que tiene al lado y que le escucha muy serio, entre atento, resignado y tan amenazante para los contrarios, como soliviantador de los propios; muchas veces, pero siempre que ocurre algo en el juego, nos piden ayuda levantando las manos; nos piden que juguemos, que pongamos alma, que demos un poco más; los dos acaban sudados, el uno desabrochado y con el cartón de la cabeza asomando y el otro buscando un contrario para pelear; les pueden expulsar, pero no se autoexpulsan (como otros), por que ellos están jugando también.
Los jugadores dieron lo que tenían y como tenían que hacerlo, y nosotros les dimos la fé en que hicieran lo que hicieran, son los mejores por que son los nuestros, y que lo que defienden es indestructible: nuestros sentimientos, los de los que nos precedieron y los de los que nos sucederán; creemos en el Atleti, ese sentimiento definible tanto por lo que se es, como por lo que no se es, por la fidelidad, por la humildad orgullosa, por lo cotidiano, lo emotivo, lo risueño,...lo definitivo en su intrascedencia,.....eso a rayas rojiblancas que no se entrega nunca, y que se expresa en el fútbol o en el balonmano....ese sentimiento que llevamos muy adentro y trasladamos dentro de nuestros jugadores a poco que estén con nosotros y se dejen impregnar; y si no, que se lo pregunten a Courtois, que llegó de un país con fama de aburrido y solo hay que ver como habla (hasta por los codos) para entender que ha merecido la pena, y detiene los balones con nuestra alma aprendida. O a Juanfran, que jugó lesionado, y no se dejó cambiar por que no tenía recambio; nadie pensaría al verle, que perteneció a la cantera del "diseño".
No fue fútbol, fue un ejercicio de fé y voluntad, que acabó con todo lo que se nos oponía. El fútbol es un sentimiento que se lleva muy adentro,.....y se concreta en el Atlético de Madrid.
El gol de ellos fue con falta previa, los palos son los mismos con los que en otras ocasiones nos tropezamos nosotros, y desde el minuto treinta y cuatro de la primera parte, se presentía quien iba a llevarse la Copa. Nuestro primer gol acabó con su suficiencia y reiteró nuestra voluntad. El resto fue cuestión de mantener el halo y meter otra pelota dentro como fuera, que fue como en el 96 en Zaragoza, por quien menos te esperas y como no te esperas.
Lo demás ya es historia. Nuestra décima Copa está en nuestra vitrina. La hemos ganado todos. Y hoy somos más felices.
Un saludo
El fútbol es un sentimiento que se lleva muy adentro...y se concreta en el Atlético de Madrid.