kikogol II:
rossobianco:
kikogol II:
rossobianco:
Partido bien resuelto. Aunque... lo siento Kikogol II... me está entrando una "asenjitis" con Moyà quepaqué. El segundo de sus goles es un error defensivo de bulto y nadie le va a pedir milagros, pero el primero, el del córner... en fin.
Saludos.
¿Lo dices en serio?.
SALUDOS.
Obviously. Es que ¿sabes? quizá a diferencia de ti no llego a apreciar la estética (y mucho menos la eficacia) del portero convertido en estatua de sal cuando le están rematando de cabeza, fuera del área chica, a la altura del segundo vértice de la misma y ni se mueve... Será cuestión de gustos.
Con un abrazo.
Mucho mas estético nuestro tercer gol, donde va a parar. Pero vamos que cuando las cosas se ven tan diametralmente distintas es imposible buscar un punto de encuentro porque sinceramente me es imposible imaginar lo que tu ves en esa jugada.
SALUDOS.
Puede ser que veamos las cosas "diametralmente distintas", pero voy a probar a explicarte lo que veo en esa jugada relatándote una anécdota.
Hace unos años tuve la oportunidad de compartir durante algunas horas una menguante botella de güisqui con Paco Melo, nuestro mítico defensa. Me contó detalles fascinantes de la "Batalla de Glasgow", y cómo no, hablamos largo y tendido sobre la triste final de Heysel, el maldito gol de Schwarzenbeck y le pregunté si en opinión de los otros jugadores Reina habría podido hacer más en aquél trance. Me comentó que el cordobés era respetadísimo, no ya solamente como persona, sino como portero. Y aquello derivó hacia una interesante disquisición sobre el modelo de guardameta que desean los defensas. "Autoridad, autoridad y mala leche", me dijo, para añadir: "Y si cometes un error y le hacen gol, que te eche el broncazo". ¿En el campo, ante todos? -le repliqué- "Por supuesto. La gente no es tonta y si la has jodido, mejor que te eche la bronca tu compañero allí, en caliente, y así templar gaitas y no esperar a que lo haga el público. Además, así te espabilas para estar más atento en cuanto se saque de centro".
Entre muchas otras perlas, también me dijo que otra cosa que no podía jamás hacer un portero en su opinión era "el Tancredo", esto es, quedarse tieso, aún en el caso de que el balón que llegara hacia su puerta fuera imparable, porque desmoralizaba a la defensa entera.
Cuando terminó su perorata hizo una pausa, dio el enésimo trago a su vaso y concluyó mirando a nadie: "¡Qué coño!, Miguel era un grande".
Pues bien, permíteme, Kikogol, que me atenga a la lección de Melo y prescinda de tu muy respetable pero obsesivo criterio para defender a cada tipo que se pone bajo los palos. Moyà, según sus parámetros sería poco menos de una boñiga. El sábado demostró una absoluta pasividad en la jugada del empate y, aún siendo culpa de la pésima marca de Juanfran, no hizo el mínimo gesto para recriminar o corregir su error. Tampoco en el segundo. Y sin pretender hacer sangre recordando los puntos que ya nos ha hecho perder en lo que va de campeonato, reitero lo ya dicho: portero correcto, magnífico para ser reserva de otro más serio. Nada más.
Saludos.